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Jorge Gómez Barata

El exilio del ex presidente Evo Morales es el más reciente capítulo de una saga iniciada con Antonio López de Santa Anna, que en 1833 alcanzó la presidencia de México, la cual ratificó y dejó en varias ocasiones.

En diferentes momentos y circunstancias estuvo exiliado en Cuba, Estados Unidos, Colombia, Jamaica, y en la isla de Santo Tomás. En

1874 regresó a México hasta su fallecimiento. En 1877 el ecuatoriano Antonio Borrero Cortázar se unió a la entonces breve lista.

El siglo XX fue más prolijo. En 1906 Lizardo García, también ecuatoriano, fue acogido en Colombia, y en 1911 derrotado por la Revolución Mexicana. Porfirio Díaz, se exilió en España. En 1920 José Gutiérrez Guerra, de Bolivia, fue recibido en Estados Unidos.

En 1933, rebasado por una oleada revolucionaria, el dictador cubano Gerardo Machado se refugió en Estados Unidos. En 1952, echado del poder por Fulgencio Batista, Carlos Prio Socarrás marchó a México. En 1959 Fidel Castro aplicó la misma receta a Batista, quien rechazado en Estados Unidos y República Dominicana se exilió en Portugal. Prio regresó a la isla en 1959 para exiliarse meses después. Todos murieron lejos de donde nacieron.

En 1976, Héctor José Cámpora, ex presidente de Argentina fue acogido en México, y en 1989 el paraguayo Alfredo Stroessner, decano de los dictadores, se marchó a Brasil. En 1992 dos ex presidentes latinoamericanos obtuvieron asilo, ellos fueron de Perú, Alan García, acogido en Colombia, y Carlos Andrés Pérez, también de Venezuela. El fin del siglo XX vio marchar al exilio al guatemalteco José Serrano Elías en 1993, asilado en Panamá, un año después lo hizo Raoul Cedrás, de Haití. En 1999 el paraguayo Raúl Cubas Grau marchó a Argentina.

Probablemente Ecuador sea el país con más presidentes exiliados, entre ellos se destacan Antonio Borrero Cortázar (1877), y Lizardo García (1906). Le siguieron José Velasco Ibarra (1935), Abdalá Bucaram (1977), Gustavo Noboa (2003), Lucio Gutiérrez (2005), y Rafael Correa que, aunque con una situación ambigua, está judicialmente impedido de regresar a su país.

Entre los exilios más significativos y dramáticos figuran el derrocado presidente guatemalteco Jacobo Arbenz (1954), protegido en México hasta su muerte en 1971, y el de Juan Domingo Perón, que dominó la escena política argentina por casi treinta años, y es el único caso de un líder que tras ser derrocado (1955), y de un exilio de casi 20 años, retornó al poder y aportó a su país. La única presidenta exiliada fue su esposa María Estela Martínez.

El primer exiliado del siglo XXI fue el venezolano Pedro Carmona, presidente electo de Venezuela por 48 horas, y asilado en Colombia en 2002. En 2003 le siguió el ex presidente de Ecuador Gustavo Novoa, quien marchó a República Dominicana. En 2005 Lucio Gutiérrez, de Ecuador, acudió a Brasil. En 2009 Manuel Zelaya fue acogido en México y, en una extraña maniobra, Mauricio Funes, de Ecuador, se protegió en Nicaragua.

Algunos ex gobernantes y políticos europeos, depuestos o perseguidos, encontraron refugio en América Latina, entre ellos se recuerda a Marcelo Caetano, ex presidente de Portugal, exiliado en Brasil, y a Erich Honecker, ex presidente del Consejo de Estado de la Alemania Oriental (RDA) quien en 1974 se asiló en Chile, donde vivió hasta su muerte en 1993.

Muchos de los presidentes exiliados terminaron así su carrera política, pocos tuvieron una segunda oportunidad, y muchos murieron lejos de su patria. Ojalá y con Evo Morales termine esa infausta práctica. No lo parece. Allá nos vemos.

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