BOGOTA, Colombia, 3 de noviembre (EFE).- La alta incidencia de infartos cerebrales en Latinoamérica, primera causa de discapacidad y segunda de decesos en el mundo, ha llevado a la región a cerrar filas para reducir el devastador impacto por muertes prematuras, años de vida perdidos y costos del cuidado de los sobrevivientes.
Con motivo del Día Mundial del Accidente Cerebrovascular expertos del continente abordaron esta semana en Bogotá acciones prioritarias como la creación de redes especializadas de atención y mecanismos de recuperación cognitiva.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 15 millones de personas sufren un accidente cerebral vascular (ACV) cada año en todo el mundo y, de este grupo, cinco millones mueren y otros cinco millones quedan discapacitadas de por vida.
“La mayoría de pacientes con ACV pueden mejorar e incluso lograr la recuperación total, si reciben rehabilitación”, explicó hoy a Efe Argye Elizabeth Hillis, directora de la División Cerebrovascular de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, de Baltimore (EE.UU.).
El ACV es la segunda causa de muerte en la mayoría de países de Latinoamérica, con una tasa regional de 41 fallecimientos por 100´,000 habitantes, frente a una de 21,9 en Norteamérica (Estados Unidos y Canadá), de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).