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Internacional

Elección presidencial del siglo

Alfredo García

A un año de las elecciones generales de Estados Unidos, republicanos y demócratas se preparan para lo que puede ser la elección presidencial del siglo. El presidente, Donald Trump, candidato por el Partido Republicano, que al parecer no tendrá competidor, cuenta con un aparente apoyo partidista en bloque para un segundo mandato; mientras en el Partido Demócrata crece el debate interno con una visión de cambio más profundo al que acompañó la candidatura de Barack Obama hace una década.

En la pasada campaña electoral, un advenedizo y casi desconocido Trump entonces con escasas posibilidades de éxito, desafió a veteranos líderes republicanos en las primarias del partido, con una mísera campaña de 63 millones de dólares y un equipó de menos de 20 personas. En esta ocasión, Trump tiene recaudado hasta el momento 308 millones de dólares con más de 200 empleados que funcionan en un amplio local cercano a la Casa Blanca, además de su oficina central de campaña en la Torre Trump de New York. Y mientras los precandidatos demócratas inician sus debates internos 8 meses antes de que la Convención Demócrata elija al candidato presidencial, el millonario presidente sin aparente disidencia, los aventaja con una millonaria campaña en anuncios de televisión, radio y redes sociales, así como 15 mítines ya realizados en 12 diferentes Estados.

Aunque 3 líderes republicanos han anunciado su precandidatura a la presidencia: el exgobernador de Carolina del Sur, Mark Sanford, el exrepresentante de Illinois, Joe Walsh, y el exgobernador de Massachusetts, Bill Weld, el reducido apoyo en las encuestas dentro del partido (menos del 3%) augura pocas posibilidades de disputar la candidatura de Trump en un proceso de primarias republicanas. El pasado febrero, el Comité Nacional Republicano votó para apoyar “incondicionalmente” al presidente Trump.

Sin embargo, como colofón del rosario de desmanes en política exterior durante sus casi 3 años de mandato, la desfachatada injerencia en el gobierno ucraniano que provocó el inicio de un proceso de juicio político en la Cámara de Representantes, es su principal flanco débil, incómoda carga que debe arrastrar durante el año de campaña electoral, donde estará obligado a hacer uso de su conocida demagogia e histrionismo como “víctima” y buscar en el bloque duro de su base electoral y la compasión de los ingenuos, los votos electorales necesarios para resultar vencedor,

Por su parte los demócratas en histórica espiral, están reeditando con mayor polarización política el escenario de “cambio” que unificó al partido con la candidatura de Barack Obama en 2008, pero en esta ocasión, con una corriente política que responde al progreso económico, social y cultural de un país superdesarrollado, impulsada durante la anterior campaña presidencial por el senador, Bernie Sanders, que sembró la semilla del cuestionamiento político y social hacia el sector más conservador del partido demócrata y contó con mayoritario apoyo de jóvenes e independientes.

Tres líderes concentran hoy el mayor apoyo en las encuestas partidarias entre los 18 precandidatos demócratas : el exvicepresidente, Joe Biden, al frente de las encuetas, con un discurso moderado más de acuerdo con el sistema tradicional existente, el senador, Bernie Sanders, la senadora, Elizabeth Warren y el alcalde, Pete Buttiegieg, los tres con propuestas económicas y sociales más avanzadas.

Las primarias demócratas a comienzos de febrero en Iowa y el estado en que se encuentre entonces el juicio político de Trump en el Congreso, indicarán el destino institucional de la nación en lo que será más que una elección presidencial, un referendo sobre el continuismo de la ultraderecha republicana o el cambio hacia el centro moderado demócrata.

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