Internacional

Las habilidades beisboleras de Jackie Robinson, el virtuosismo de Misty Copeland para la danza clásica, la poderosa voz de Marian Anderson, la batuta de Henry Lewis, el valor de los aviadores de Tuskegee y la belleza de Vanessa Williams, Miss América 1983, golpearon bastiones del racismo.

A ello acaban de sumarse cuatro beldades morenas: Zozibini Tunzi, Miss Universo, Cheslie Kryst, Miss Estados Unidos, Nia Franklin, Miss América y Kaliegh Garris, Miss Teen USA (Miss Estados Unidos Adolescente), las cuales el pasado día 8 del presente mes, ante unos 500 millones de televidentes, fueron proclamadas ganadoras de todas las categorías del concurso Miss Universo 2019.

En 67 años se habían elegido como Miss Universo, 18 muchachas latinoamericanas, 13 europeas, 13 asiáticas, cinco africanas, igual número de Puerto Rico, tres de Oceanía, dos del Caribe, dos de Canadá y una de Hong Kong. Estados Unidos, fundador del concurso, es el país con mayor número de títulos de Miss Universo, con ocho.

Zozibini Tunzi, reina en 2019, es la tercera sudafricana y la sexta africana en obtener la corona de Miss Universo, antes lo hicieron Margaret Gardiner, primera Miss Universo Africana y Demi-Leigh Nel-Peters, Mpule Kwelagobe de Botswana, Michelle McLean, de Namibia, y Leila Luliana da Costa Vieira Lopes, de Angola.

Las cuatro jóvenes que forman la nueva dinastía de belleza del planeta, no son solo una colección de rostros bonitos y figuras que desafían lo perfecto, sino una expresión de una juventud avanzada y madura que, aun en espacios notorios por su frivolidad, se vinculan a los grandes problemas de su tiempo.

Zozibini Tunzi se declara admiradora de Harriet Tubman y de Winnie Mandela: “Ellas ?ha dicho? son dos mujeres extraordinariamente fuertes”. “Como saben ?comentó la reina de belleza ?, Harriet Tubman fue una esclava y obtuvo su libertad. Cuando fue libre, en vez de escaparse, regresó para liberar a otros esclavos, arriesgando su vida.

Era como una especie de espía moderna y eso me inspiró para ser más en vida, para querer hacer más, para romper el statu quo. Quiero vivir una vida con propósitos como hicieron personas como ella. Ella fue una gran fuente de inspiración”.

Por su parte, Cheslie Kryst, Miss USA, posee tres títulos de dos universidades, es abogada y dedica parte de su tiempo y su talento para ayudar a reclusos que pueden haber sido condenados injustamente.

Kaliegh Garris se niega a someterse a estándares de la moda que la obligan a renunciar su natural cabello afro. Desoyendo voces que le aconsejaban lo contrario, apareció en la competencia con su pelo naturalmente rizado. “Sé cómo me vería con el cabello liso, y como luce encrespado con el cual me siento más segura y cómoda.

Para Nia Franklin, cantante de ópera, trabaja para ayudar a niños con dificultades por medio de la música, sin fines de lucro. Ella recordó lo que la música hizo por ella y ahora trata de inspirar a los chicos de la misma manera. “Crecí en una escuela predominantemente caucásica y, solo había un cinco por ciento de minorías, me sentía fuera de lugar por el color de mi piel”. “Al crecer encontré mi amor por las artes a través de la música”. Ante los jueces interpretó con virtuosismo “La Bohème” de Puccini.

A estas alturas del proceso civilizatorio, cuando se sabe que la humanidad es genéticamente homogénea, aunque culturalmente diversa y que rasgos como el color de la piel, la forma de los ojos u otras diferencias morfológicas son factores secundarios y circunstanciales, lamentablemente todavía generan prejuicios raciales, étnicos e incluso culturales contra los cuales es preciso luchar.

En esas batallas que no son de blancos contra negros, pueblos originarios contra criollos mal nacidos, ni de judíos contra antisemitas, está descartada cualquier forma de violencia. No se combate el mal con mal, sino con cultura, talento, ingenio incluso, como acaban de hacer las chicas de Miss Universo, con belleza de cuerpo y alma. Allá nos vemos.