Internacional

Nostalgia colonial

Alfredo García

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Ayer se cumplió el 20 aniversario de la devolución a la soberanía China de la colonia portuguesa de Macao. El presidente chino, Xi Jinping, asistió a la celebración del histórico acontecimiento donde también fue inaugurado el quinto mandato del gobierno de la Región Administrativa Especial de Macao. Dos años antes, el 1 de julio de 1997, China recuperó la soberanía de la colonia británica de Hong Kong.

Ambas excolonias son administradas por China según el principio de “un país, dos sistema”. Sin embargo, la estabilidad política y prosperidad económica de Macao, contrasta con el desequilibrio social y el caos económico que impera en Hong Kong. La diferencia entre ambas excolonias, hay que buscarlas en la influencia del comportamiento internacional de sus antiguas metrópolis.

Macao se encuentra a 70 km al suroeste de Hong Kong, en el lado meridional del delta del río de las Perlas y a 145 km de la ciudad de Cantón, con una población estimada de 647,700 habitantes en un territorio de 28,2 km2, siendo considerada la región más densamente poblada del mundo. Según el Banco Mundial, el PIB percápita por paridad de poder adquisitivo de Macao es desde el año 2015, superior al de cualquier país del mundo. Su economía depende de los casinos de juego y el turismo. Según The World Factbook, Macao tiene la cuarta esperanza de vida más alta del planeta y uno de los mayores índices de desarrollo humano.

Desde el siglo XV el poderoso Imperio Portugués colonizó decenas de territorios en América, Asia, Oceanía, Golfo Pérsico y África. Macao fue posesión colonial de Portugal desde 1557.

El 25 de abril de 1974 un levantamiento militar progresista conocido como la “Revolución de los Claveles”, derrocó la dictadura de Antonio Olivera Salazar, quien gobernó Portugal con mano de hierro desde 1926 y sostenía una repudiada guerra colonial contra los movimientos de liberación nacional de Angola, Guinea Bissau, Cabo Verde y Mozambique. El gobierno revolucionario restauró el Estado democrático y de derecho en Portugal y permitió que las últimas colonias portuguesas lograran su independencia incluyendo a Macao, poniendo fin a su ocupación de casi cinco siglos.

Por su parte el Imperio Británico expandió su poder colonial en África, América, Atlántico Norte, Asia, Oceanía y Europa, a partir del siglo XVI. En las primeras décadas del siglo XX, Gran Bretaña colonial abarcaba una población de 458 millones de personas, con un territorio de 34 millones de km2. A diferencia de Portugal, el Reino Unido concibió una política de “extensión del estatus de Dominio” para lidiar con la crisis colonial concediendo a algunas colonias el “autogobierno”, dando origen a la actual Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) embeleco neocolonial formado por 53 países, “soberanos, independientes y semiindependientes” en todas las regiones del planeta, que “comparten lazos históricos con el Reino Unido”. Después de la II Guerra Mundial con la independencia de la India y Pakistán en 1947, el imperio colonial británico fue desmantelado. Sin embargo, el Reino Unido conserva aún 17 colonias como “territorios de ultramar” en litigio con el Comité Especial de Descolonización de la ONU.

Mientras Portugal mantiene una discreta relación con sus excolonias a través de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa, “para mejorar sus lazos con el resto de los países donde el idioma oficial es el portugués”; y sus relaciones con China son conforme al derecho internacional según el acuerdo sobre Macao, el Reino Unido no puede ocultar su nostalgia neocolonial, queriendo convertir el acuerdo británico-chino, en un “Caballo de Troya” contra el sistema socialista de China.