Internacional

Estructuras estatales y formas de gobierno

Jorge Gómez Barata

La elección del sistema político, las formas de gobierno, la estructura del Estado y la organización territorial son materias que cada país resuelve libérrimamente. En algunos casos, tales asuntos son fuentes de fricciones internas, así ocurre, entre otros lugares, en España respecto al régimen autonómico, en el Reino Unido con las situaciones de Irlanda y Escocia y en Canadá con Quebec. En el territorio que fue la Unión Soviética nacieron 20 estados. Yugoslavia y Checoslovaquia también se disolvieron.

En América Latina, esos asuntos se zanjaron con la independencia y debido a la inspiración en el paradigma instalado por los Estados Unidos, se constituyeron repúblicas democráticas y presidencialistas, esquema cuya flexibilidad lo hizo funcional a las oligarquías y las dictaduras, al capitalismo y al socialismo.

En Africa, debido al pasado colonial, la mayoría de los países se han constituido como repúblicas parlamentarias. En ese continente 32 países cuentan con presidentes y además primer ministro, mientras dos, Marruecos y Suazilandia, son regidos por reyes y gobernados por primeros ministros.

En América Latina la cifra de países que cuentan con primeros ministros se reduce a dos, Haití y Cuba, este último, tiene además un vicepresidente.

En la región del Caribe, ocho países tienen como jefa de Estado a la Reina de Inglaterra, acogen a un “gobernador general” y el poder ejecutivo es ejercido por los primeros ministros. Con presidente electo y primer ministro, figuran tres.

En América del Norte, Canadá asume como jefa de estado a la reina inglesa y es gobernada por un primer ministro.

En Asia es común la cohabitación de las figuras del presidente y del primer ministro. En ese caso, se encuentran 29 países, además de 8 monarquías y un estado teocrático regido por un ayatola y gobernado por un presidente.

En Europa, predominan los sistemas parlamentarios con presidentes electos que ejercen como jefes de estado, aunque carecen de facultades ejecutivas, las cuales se concentran en los primeros ministros. En este caso están 34 países.

En el Viejo Continente existen 13 monarquías típicas en las cuales los reyes, príncipes o regentes reinan, aunque no gobiernan, prerrogativas que recaen en los primeros ministros. Existen casos como el de Andorra que cuenta con un primer ministro que realiza la función de gobierno, pero la jefatura del estado es ejercida por el copríncipe de Sicilia y el presidente de Francia. Bosnia y Herzegovina tienen un primer ministro y una presidencia tripartita

Esta el caso de El Vaticano, sede de la Iglesia católica para ciertos efectos considerado estado, aunque no cuenta con gobierno alguno.

En Oceanía figuran tres repúblicas parlamentarias típicas, es decir, gobernadas por primeros ministros que son Fiyi, Kiribati, y Vanatu mientras que Tonga es una monarquía con su propio rey. Por su parte Australia, Nueva Zelanda, Islas Salomón, Papua y Nueva Guinea, cuentan con primeros ministros y la jefa del estado es la reina de Inglaterra.

Cuba, único país socialista de inspiración marxista, acaba de completar la remodelación de su arquitectura estatal que ha conllevado a la adopción de una nueva Constitución, la cual ha sostenido el papel del Partido Comunista como fuerza dirigente de la sociedad y del estado, ha restablecido los cargos de presidente, vicepresidente y primer ministro de la república, configurándose una situación atípica no homologable con ningún país de la región.

La abultada estructura estatal de Cuba, cuenta con un parlamento con 605 diputados, el Consejo de Ministros con 17 ministros y tres presidentes de institutos centrales, un primer ministro y seis vice primeros ministros, además de un Consejo de Estado de 18 miembros. A esta nomenclatura se añaden las dependencias que forman el poder judicial y las instancias provinciales que, en alguna medida, con la figura del gobernador, a escala, reproducen las estructuras estatales de carácter nacional.

Las dimensiones del aparato estatal cubano responden a la búsqueda de una total representación ciudadana, según territorios, géneros, etnias y profesiones, así como al carácter estatal de la mayor parte de la economía y al modo planificado y predominantemente vertical como opera la dirección del conjunto de la actividad social.

Los ajustes en la estructura estatal cubana procuran una mayor eficiencia de las instituciones y del gobierno en su conjunto, con especial énfasis en la conducción de la economía, una participación más protagónica de la población y una democratización de los procesos políticos y sociales. La práctica dirá la última palabra.