WASHINGTON, EE.UU., 19 de marzo (EFE/REUTERS/AFP).- Los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Brasil, Jair Bolsonaro, formalizaron hoy una alianza que promete marcar la política continental, con una ferviente condena al socialismo y varios acuerdos que podrían acercar Brasil a organizaciones multilaterales, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) y la Organización del Atlántico Norte (OTAN).
En su primer encuentro, los dos mandatarios de tendencia ultraderechista hicieron gala de una afinidad que comparten con pocos otros líderes del mundo y agitaron la amenaza de una posible intervención militar en Venezuela.
“Tenemos una oportunidad verdaderamente histórica de forjar lazos aún más fuertes entre nuestras dos grandes naciones”, dijo Trump en una conferencia de prensa con Bolsonaro en la Casa Blanca.
“Creo que puedo hablar por ambos países: todas las opciones están sobre la mesa”, dijo Trump durante una reunión con Bolsonaro en la Casa Blanca.
Trump advirtió que Estados Unidos podría imponer sanciones “mucho más duras” a Venezuela, luego de nuevas medidas punitivas anunciadas por el Tesoro y tras instar a los militares venezolanos a desconocer al presidente Nicolás Maduro.
“No hemos aplicado las sanciones más duras”, dijo Trump en rueda de prensa con Bolsonaro.
El Departamento del Tesoro de EE.UU. sancionó este martes a la empresa estatal de minería de Venezuela, conocida como Minerven, que opera en el sector del oro, y a su presidente, Adrián Antonio Perdomo.
Con dos logros
Los gestos también hablaron por los dos: Bolsonaro adoptó la misma postura que Trump durante el encuentro en el Despacho Oval, con las manos juntas entre las piernas abiertas, e interrumpió una pregunta en la rueda de prensa para darle la mano.
“Brasil y Estados Unidos están juntos en sus esfuerzos para asegurar las libertades y el respeto a los estilos de vida familiares tradicionales, el respeto a Dios, nuestro creador, contra la ideología de género o las actitudes políticamente correctas, y contra las noticias falsas”, sentenció el líder brasileño.
Trump le agradeció que hubiera usado el término “noticias falsas”, que él emplea regularmente para atacar a los medios de comunicación, y Bolsonaro le correspondió con un pronóstico de que “será reelegido” en 2020.
“Más y más gente está abriendo sus ojos frente a la realidad del socialismo”, opinó Bolsonaro, mientras que Trump subrayó que “el crepúsculo” de esa ideología “ha llegado a este hemisferio” y espera que “también” a EE.UU., en referencia a la oposición demócrata.
Bolsonaro se fue de Washington con dos logros: la promesa de Trump de apoyarle en su intento de acceder a la OCDE, y un acuerdo para designar a Brasil como aliado militar estratégico fuera de la OTAN.
Aliado estratégico
“Designaré a Brasil como un aliado estratégico fuera de la OTAN, o quizá incluso un aliado en la OTAN. Tendría que hablar con mucha gente, pero quizá será un aliado en la OTAN”, anunció Trump.
“Vamos a analizar esto muy seriamente en términos de, ya sea la OTAN o algo que tenga que ver con la alianza”, dijo Trump a reporteros sentado junto a Bolsonaro.
Argentina es el único país latinoamericano que ha alcanzado hasta ahora ese estatus, que comparten 17 naciones de todo el mundo.
Por el momento, la Casa Blanca solo ha corroborado la primera medida, un estatus especial que abre la puerta a maniobras conjuntas y la entrega de excedentes de defensa, y que convertiría a Brasil en el segundo país latinoamericano en conseguirlo, después de Argentina.
Ambas delegaciones suscribieron además un acuerdo para que las compañías estadounidenses puedan lanzar cohetes transportadores de satélites desde Alcántara, la base que Brasil tiene en la Amazonía.
Venezuela centró parte de la conversación, que comenzó con una rotunda afirmación de Trump: “Creo que puedo hablar por ambos países cuando digo que todas las opciones están sobre la mesa”.
Esa referencia a la vía militar contradecía al vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourao, que en febrero dijo que esta “nunca fue una opción” para su Gobierno.
Pero Bolsonaro no descartó una posible cooperación brasileña en una hipotética intervención militar estadounidense en Venezuela, al negarse a responder una pregunta al respecto.
“Hay algunos temas que, si hablas sobre ellos, ya no son estratégicos (...). Todo lo que discutamos aquí (en privado) lo cumpliremos, pero de algunas posibilidades no se habla en público”, indicó Bolsonaro.
Durante la cita, Brasil se comprometió asimismo a permitir la entrada sin aranceles de 750,000 toneladas de trigo estadounidense al año y a negociar condiciones para importar cerdo de EE.UU.
También hubo espacio para las bromas, cuando ambos intercambiaron camisetas de sus respectivas selecciones de fútbol con sus nombres en el dorsal y Trump destacó la leyenda de ese deporte que fue Pelé.
“Yo soy un poco más joven, pero también recuerdo a Pelé”, replicó Bolsonaro, quien anticipó la reelección de su homólogo estadounidense en las elecciones presidenciales de 2020.
Inversión millonaria
General Motors, empresa estadounidense que por la disminución en las ventas había anunciado drásticas medidas para los empleados de dos de sus fábricas en Brasil, anunció este martes que invertirá 10,000 millones de reales (unos 2,666 millones de dólares) hasta 2024.
La decisión de la compañía automotriz se dio luego de que el Gobierno regional de Sao Paulo, donde están ubicadas dos fábricas de la General Motors, anunciara la creación de un programa de incentivos fiscales a las industrias que inviertan más de 1,000 millones de reales (unos 266 millones de dólares).
El incentivo permite una reducción progresiva de hasta el 25% del impuesto para mercancías y servicios fabricadas en Sao Paulo.
La decisión de la compañía automotriz fue confirmada este martes en rueda de prensa por el presidente de General Motors para América del Sur, Carlos Zarlenga, junto con el gobernador del estado de Sao Paulo, Joao Doria, quienes estuvieron acompañados por otros funcionarios regionales.
De acuerdo con Zarlenga, la compañía hará una inversión de 10,000 millones de reales en Sao Paulo (unos 2,666 millones de dólares) que se destinarán a las fábricas de Sao José y Sao Caetano y que serán la base para lanzar “nuevos productos y tecnología”.