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Internacional

Por fin una izquierda unida para salvar a la JEP

Zheger Hay Harb

Los partidos de oposición han encontrado una vía para salvar la Ley Estatutaria de la Justicia Especial –JEP- que deberá debatirse mañana en el Senado de la República: haciendo uso del Estatuto de la Oposición, expedido en el marco de los Acuerdos de Paz, exigirán que el orden del día se dedique exclusivamente al análisis de las objeciones que el presidente de la República hizo a esa normativa.

En la Cámara de Representantes las objeciones fueron rechazadas por una abrumadora mayoría: 110 contra 44 votos de los aliados del gobierno. Como la ley prevé el debate posterior en el Senado, su presidente Ernesto Macías, uribista furibundo, ha interpuesto todas las trabas posibles en espera de que alguno de los integrantes de los partidos que se han manifestado en contra de las objeciones caiga ante los cantos de sirena de los ofrecimientos de Uribe y sus aliados.

La oposición de Macías a todo lo que huela a proceso de paz no es nueva, ya lo vimos en su discurso en la posesión de Duque, que dedicó a atacar el saliente gobierno de Santos y el proceso de paz en lugar de hacer propuestas constructivas, pero se esperaba que en cumplimiento de su función de presidente del Senado, dejara sus odios a un lado, o por lo menos los aplacara e hiciera una presidencia con garantías para todos los partidos. No ha sido así: al igual que hizo con el trámite anterior de esta ley, que engavetó y no la envió a sanción presidencial sino cuando la oposición y varios partidos y armaron un escándalo público, en esta ocasión ha evadido incluirla en el orden del día para su debate.

Así, al absurdo de que el presidente de la República objete una ley cuyo contenido ya fue objeto de examen y aprobación por la Corte Constitucional, agrega el atropello de impedir el análisis de esas objeciones.

El Estatuto de la Oposición contempla que por tres veces en cada legislatura la oposición pueda determinar el orden del día pero nunca antes se había aprovechado. Ahora vemos que la izquierda ha aprendido de sus errores y el primer éxito es que todos sus partidos y movimientos estén unidos; aprovecha la ley haciendo una lectura aguda de sus posibilidades y arma alianzas con partidos (en este caso Cambio Radical, algunos del partido de la U y el Partido Liberal) para crear mayorías y salvar la Justicia Especial que está en el corazón del proceso de paz. De ella depende la posibilidad de que los ex jefes guerrilleros no vayan a la cárcel, que no sean extraditados por delitos cometidos antes de la firma del acuerdo, que puedan hacer política, que el narcotráfico sea tratado como conexo con el delito político, que quienes se acojan a ella reparen a sus víctimas y se comprometan a no repetir sus agresiones y que, por fin, todos podamos conocer la verdad de lo sucedido en estos trágicos años de guerra y veamos a los culpables pagar por sus crímenes.

Antes del debate en la plenaria del Senado debe hacerse uno en una comisión creada para ese efecto, pero el uribismo, que tenía mayorías ahí, no lo permitió. Ante lo cual un senador del Polo Democrático (de izquierda) y uno del Partido Verde (Centro izquierda) radicaron sus informes el pasado día 9. Ahora Uribe, aprovechando que tiene presidente del Senado, busca que las objeciones se voten una a una para alargar el debate y la oposición exige que se hagan en bloque, ante el temor de la demora porque la Corte Constitucional le dio al Congreso plazo hasta el 20 de junio para este debate.

La oposición cuenta con mayorías en el Senado pero sin la holgura con que tuvo en la Cámara; los partidos Cambio Radical y Liberal se han comprometido como bancada por lo que se espera que sus miembros acaten la directriz de sus colectividades, pero el partido de la U, creado en el gobierno de Uribe por él y que luego apoyó a Santos, no actúa en bloque; de hecho, uno de sus miembros está a favor de las objeciones a la ley.

Este debate es un pulso definitivo entre el gobierno y quienes defienden el proceso de paz. La prensa acaba de informar, en el momento en que esto escribo, que el ex presidente Uribe ha convocado a los senadores de su partido y a los de los movimientos y partidos cristianos para preparar su defensa de las objeciones presidenciales. Después de su estruendosa derrota en la Cámara, ser superados en el Senado significaría una debacle política.

Por su parte la izquierda se juega su capacidad de utilizar una política nueva, moderna, sin sectarismos, capaz de hacer alianzas, de poner el acento en lo sustancial, de hacer propuestas que la gente sienta propias y emplear un lenguaje llano que lo acerque a las mayorías.

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