Internacional

Amistad y clotilde

Jorge Gómez Barata

Los blancos racistas no conviven con los negros porque no pueden explotarlos. ¿Por qué si tanto los detestaban fueron a cazarlos a Africa, los llevaron a sus haciendas, y se refocilaron con sus hembras? Los responsables de esta, la mayor tragedia de la era moderna, son los blancos racistas.

El comercio de esclavos y la esclavitud que se prolongaron por cuatro siglos presenta en los Estados Unidos una trágica paradoja. El país más liberal y culturalmente más tolerante del mundo, fue el que más esclavos tuvo, el único donde el comercio negrero se autorizó constitucionalmente, el lugar donde se inventó el apartheid, y la sociedad donde el racismo penetró más profundamente.

La Constitución de los Estados Unidos contiene una salvedad según la cual: “…El Congreso no podrá antes del año 1808 prohibir la inmigración o importación de aquellas personas cuya admisión considere conveniente…” Esta ordenanza significó que durante 18 años podía traficarse con seres humanos.

No obstante, la esclavitud y los derechos de la población negra que han sido eje del debate más intenso y prolongado en los Estados Unidos, un asunto que intervino en el desencadenamiento de la Guerra Civil, mereció tres enmiendas constitucionales, y esta situación probablemente haya influido en el asesinato de dos presidentes, Abraham Lincoln y John F. Kennedy. Tras 243 años es el problema social más grave de la sociedad estadounidense.

En 1808 el Congreso prohibió la importación de esclavos, pero no la esclavitud, que fue abolida en 1865 por medio de la decimotercera enmienda a la Constitución. Entonces los negros fueron libres, pero no ciudadanos, lo cual hizo necesaria la 14º enmienda, que 1866 los convirtió en ciudadanos sin derecho al voto, cosa resuelta por la 15º enmienda en 1869.

No obstante, después de la Guerra de Secesión, los racistas sureños recuperaron el poder imponiendo la segregación racial basada en la doctrina de “iguales pero separados”, una especie de apartheid que estuvo vigente hasta 1963, cuando gracias a la lucha de los afroamericanos por los derechos civiles, la obra de líderes como Martin Luther King, y la participación de los presidentes John F. Kennedy y Lyndon Johnson, fue abolida.

En 1839 en La Habana un lote de 53 esclavos acabados de desembarcar procedentes de Sierra Leona, fueron vendidos y embarcados en la Goleta Amistad. Poco después de partir de Cuba, un africano, bautizado por sus captores como Joseph Cinqué, consiguió liberarse e hizo lo mismo con sus compañeros de infortunio, apoderándose de la nave que fue conducida hacia las costas de Estados Unidos.

A la vista de Nueva York, la embarcación fue abordada por marinos norteamericanos, quienes condujeron la nave a Connecticut donde la esclavitud era legal y podían vender a los negros. Debido a que la importación de esclavos estaba prohibida, un juez federal resolvió que por haber nacido de “vientres libres” y llevados contra su voluntad a Estados Unidos donde únicamente podían ser esclavos los hijos de esclavos, ellos eran libres. El argumento de los captores de que el buque y su carga no procedían de Africa sino de La Habana, no fue tomado en cuenta.

En marzo de 1841, tras una temprana movilización social y la apasionada defensa del expresidente John Quincy Adams, la Corte Suprema de los Estados Unidos argumentó que, debido a que no podían ser importados como esclavos, los sublevados eran libres, y podían optar por asentarse en Estados Unidos o regresar a su país sin ser deportados a Cuba, donde serían esclavizados. En el filme “Amistad”, Steven Spielberg recreó la historia.

Recién, en el río Mobile en Alabama, fueron encontrados los restos sumergidos del Clotilde, el ultimo buque negrero que navegó en los Estados Unidos, y que en 1860 fue hundido deliberadamente para ocultar las evidencias de su actividad ilícita. En su último viaje la nave trasladó 110 jóvenes africanos capturados en Benín hasta Alabama. El hallazgo del Clotilde permitió identificar a la última sobreviviente de un embarque de esclavos.

Ojalá estas y otras anécdotas sirvieran para cerrar una era de horror y minar las bases del racismo, una tragedia que parece no tener fin y una mácula en el rostro de los Estados Unidos. Allá nos vemos.