OSAKA, Japón, 27 de junio (EFE/AP).- El presidente estadounidense, Donald Trump, llegó hoy a Osaka para participar este viernes y sábado en la cumbre del G20, marcada por las expectativas de una posible tregua en la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
Trump aterrizó en la ciudad japonesa a las 18.42 hora local (11:42 GMT), seis horas después de que llegara el presidente chino, Xi Jinping, con el que se reunirá el sábado para intentar contener las tensiones comerciales.
La fuerte lluvia que marcó la llegada de otros líderes, como el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se había moderado cuando llegó Trump, pero el presidente recurrió aún así a un gran paraguas negro para bajar las escaleras del Air Force One.
Después de saludar al comité de bienvenida japonés, liderado por el ministro de Exteriores Taro Kono, Trump se dirigió a su limusina para encaminarse hacia una cena de trabajo con el primer ministro australiano, Scott Morrison, quien quería plantearle su interés en que se resuelva la guerra comercial con China.
“El impacto de cualquier deterioro posterior de la relación (entre Estados Unidos y China) no se limitará a estas dos grandes potencias”, advirtió Morrison en un discurso este miércoles.
Antes de su encuentro del sábado con Xi, el presidente estadounidense mantendrá este viernes sendas reuniones bilaterales con los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y Brasil, Jair Bolsonaro, en los que se espera que salga a relucir la crisis política en Venezuela.
La agenda de bilaterales de Trump incluye también al príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman; el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan; la canciller alemana, Angela Merkel; y los primeros ministros de la India, Narendra Modi; y Japón, Shinzo Abe.
Esta es la segunda visita de Trump a Japón en un mes, dado que a finales de mayo viajó a Tokio para reunirse con el nuevo emperador de Japón, Naruhito, poco después de que accediera al trono.
El sábado, cuando concluya la cumbre del G20, Trump volará rumbo a Seúl, donde se reunirá con el presidente surcoreano, Moon Jae-in, para abordar el estancado proceso de distensión con Corea del Norte.
Grandes desafíos
El mandatario aterrizó en Osaka en medio de un ciclón que amenaza con convertirse en tifón, augurio portentoso de los cuatro días de diplomacia intensa que le esperan.
Con la mira en las elecciones del próximo año, Trump ansía triunfos en áreas como el conflicto con Irán, la guerra comercial con China, la amenaza de nuevas intromisiones electorales de Rusia y el impasse sobre el programa nuclear norcoreano.
La agenda para los cuatro días está sembrada de riesgos para el presidente, pues no contará con la extravagante pompa que caracterizó sus recientes viajes a Japón e Inglaterra.
Sin embargo, los funcionarios de la Casa Blanca trataron de atemperar las expectativas sobre la posibilidad de logros específicos aun cuando el mandatario se refirió a sus “competidores” en el extranjero: “Todo está bien, vamos de maravilla, vamos mucho mejor que cualquiera de ellos”.
Mientras el avión presidencial surcaba los cielos rumbo a Japón, Trump recurrió a Twitter para ofrecer su escueta opinión del primer debate demócrata: “¡ABURRIDO!”.