PANAMA, 1 de julio (EFE).- Laurentino Cortizo asumió este lunes como presidente de Panamá para los próximos cinco años con un duro discurso contra la corrupción y prometiendo acabar con la flagrante desigualdad económica que aqueja al país.
“Venimos de una década perdida de corrupción, de robarse el dinero de los panameños. Se lo quitaron a los enfermos, a los que sufren sin medicamentos en hospitales fantasmas (...) Nos intoxicó el clientelismo”, aseguró durante el discurso de investidura.
Cortizo, un empresario ganadero de 66 años que ganó con el 33 % de los votos las elecciones de mayo pasado, dijo que los fondos públicos “son y serán sagrados” y aseguró que durante su mandato “no habrá intocables”.
Panamá ha sido sacudida en los últimos tiempos por distintos escándalos de corrupción, como el de los sobornos de la multinacional brasileña Odebrecht o el de las sociedades “offshore” (extraterritoriales) usadas presuntamente por personalidades de todo el mundo para evadir impuestos.
Decenas de antiguos funcionarios se encuentran bajo investigación, la mayoría de ellos relacionados con el expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014), en arresto domiciliario mientras afronta un juicio por presunto peculado y espionaje político.
“Ningún interés individual, político o económico jamás estará por encima de los intereses nacionales”, declaró el exlegislador y exministro, que ha devuelto al poder al histórico Partido Revolucionario Democrático (PRD) tras diez años en la oposición.
Para combatir el flagelo de la corrupción, Cortizo anunció que exigirá a sus ministros adoptar un “código de conducta” y que presentará el próximo julio en el Parlamento una nueva ley sobre contrataciones públicas, así como un paquete de reformas constitucionales destinadas principalmente a fortalecer la separación de poderes.
Cortizo clamó también contra la desigualdad y dijo que el país centroamericano lleva décadas liderando el crecimiento económico de la región, pero que “es el sexto más desigual del mundo”. Panamá tiene además un 6 % de desempleo y la mitad de sus trabajadores son informales.
“Hoy en el país de los millones y billones muere un niño en un barrio o en la comarca por desnutrición, por falta de vacunas, de medicamentos, de atención médica, por abandono”, afirmó ante media docenas de gobernantes y jefes de Estado, entre ellos el rey español Felipe VI.