Internacional

¿'Sensacionalismo” o cordura?

Alfredo García

En torno a la noticia

En el libro El Arte de la Negociación publicado en 1987, el presidente Donald Trump escribió: “Una cosa que he aprendido sobre la prensa es que siempre están hambrientos de una buena historia y cuanto más sensacionalista mejor. Si usted es un poco diferente, un poco escandaloso o si hace cosas audaces y controversiales, los medios escribirán sobre usted”.

Con su “audaz y controversial” iniciativa de “saludar” al presidente de Corea del Norte, Kim Jon-un, como algo de paso, durante su viaje a Japón para participar en la cumbre del G-20, Trump aparece desde el pasado domingo en titulares de prensa que han dado la vuelta al mundo.

Es sin duda un hecho histórico. Es el primer presidente norteamericano que pisa suelo norcoreano, (el encuentro se realizó en la sección norcoreana de la Zona Desmilitarizada que separa las dos Coreas) y lo hizo en son de paz. Sin embargo, el “hecho histórico” solo registró buenas intenciones y caras sonrientes, que ocultan profundas diferencias en la visión y solución del conflicto.

Aun con el frívolo valor que otorga Trump a las “cosas audaces y controversiales” para saciar el “hambre” de la prensa, su decisión tiene el mérito de ser consecuente con el método pacífico para la solución de conflictos, al cual hay que dar la bienvenida como decisiva contribución para superar la histórica desconfianza que ha caracterizado las relaciones bilaterales entre ambos países.

El encuentro con Kim a iniciativa de Trump, es un gesto amable e inesperado, inversamente proporcional a su exabrupto durante la cumbre de Hanoi el pasado febrero, cuando el excéntrico presidente abandonó la reunión abruptamente frenando una negociación que mantiene en vilo a toda la humanidad. En esa ocasión, Trump declaró a la prensa que se retiró porque Kim pidió “levantar las sanciones de forma íntegra” y agregó: “Puede que no volvamos a encontrarnos en mucho tiempo”.

La negociación pacífica del conflicto que arrastra EE.UU. y Corea del Norte desde el inicio de la “guerra fría”, es una urgencia para ambos países por el inminente peligro que entraña. El contexto internacional de intolerancia política que dio origen al contencioso hace más de medio siglo ya no existe y en su lugar, la realidad de un arsenal nuclear en poder de los antiguos “enemigos” capaz de destruir el planeta llama a la prudencia.

El mandatario norcoreano necesita un acuerdo con el presidente Trump para poner fin a más de medio siglo de penurias y sacrificios de su pueblo, doloroso costo social obligado por el plan de defensa contra las amenazas de agresión de EU y para iniciar necesarias reformas económicas imposibles de aplicar si el gobierno norteamericano mantiene las sanciones contra el país asiático. A su vez, EU necesita encontrar una solución de paz permanente y sostenible con Corea del Norte, que brinde garantías de seguridad al gobierno norcoreano y facilite un proceso de desnuclearización para eliminar la amenaza de un conflicto nuclear.

Se puede sospechar que detrás de la iniciativa de Trump, está solo su agenda electoral para 2020. Sin embargo trascendió en la improvisada cumbre, que Kim estaría dispuesto a dar nuevos pasos hacia la desnuclearización a cambio de que EU levantara algunas sanciones económicas y firmara una declaración de paz, paso previo a la normalización de relaciones diplomáticas entre ambos países. Lo cual no es poca cosa. La próxima cumbre, Trump-Kim, aún sin anunciar, confirmará si se trata de una típica acción sensacionalista de Trump o un acto de cordura.