Internacional

Refuerzo militar

Alfredo García

El Medio Oriente se calienta. El pasado sábado la prensa de Arabia Saudita informó sobre el inminente despliegue de 500 soldados de las fuerzas especiales norteamericanas en territorio saudita. “En virtud de la cooperación entre el Reino de Arabia Saudí y Estados Unidos y su deseo de reforzar todo aquello que va dirigido a mantener la seguridad y la estabilidad de la región, se emitió el consentimiento del guardián de los Santos Lugares, Salmán bin Abdulaziz, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, (...) para el despliegue en el territorio del reino de fuerzas estadounidenses”, rezó un comunicado saudita. Según el ministerio de Exteriores, “Riad y Washington están fortaleciendo su larga relación ante las amenazas regionales”. La noticia coincidió con la detención de un petrolero británico por la Guardia Revolucionaria Iraní, GRI, en el estrecho de Ormuz.

El estrecho de Ormuz es un brazo de mar entre el golfo de Omán y el golfo Pérsico de entre 60 y 100 kms de ancho, por donde pasa el 20% del petróleo y cerca del 35% del comercio del mundo. Su costa norte es territorio iraní y la costa sur pertenece a la monarquía de Omán y de Emiratos Árabes Unidos. Trascendió que la Casa Blanca solicitó a sus socios europeos, colaborar en una misión militar conjunta denominada, Operación Centinela, con el propósito de “proteger” el tránsito de petroleros comerciales hacia el Golfo Pérsico.

Por su parte el Pentágono informó mediante un comunicado, que el secretario interino de Defensa de EU, Richard Spencer, “aprobó el envío de tropas y equipos a Arabia Saudita para proteger los intereses de Washington en la región”. Trascendió que el envío de tropas con destino a la base aérea Príncipe Sultán, al sur de la capital sudanesa, que será completado con mil efectivos al final del verano, está acompañado con aviones de combate y misiles. Desde hace meses, EU tiene desplegado en el golfo Pérsico al portaaviones de propulsión nuclear, USS Abraham Lincoln, con 90 aviones y helicópteros de combate y el buque de asalto anfibio, USS Arlington, con misiles Patriot, tropas y vehículos de desembarco.

A raíz de la invasión iraquí a Kuwait en agosto de 1990 condenada por toda la comunidad internacional, se especuló que el presidente iraquí, Sedán Hussein, había mal interpretado una supuesta señal procedente de Washington para invadir y ocupar Kuwait, como resultado de la alianza con EU durante la guerra contra Irán (1980-1988). Documentos desclasificados muestran que los gobiernos de Ronald Reagan y George W. Bush, proporcionaron a Hussein, Inteligencia, apoyo logístico y venta de tecnología de uso civil y militar, incluidos productos químicos durante el conflicto bélico con Irán.

Frente a las exigencias de la ONU, ignoradas por Hussein, para que las tropas iraquíes se retiraran de Kuwait, el Consejo de Seguridad autorizó la formación de una coalición militar internacional formada por 34 países y liderada por EU denominada, Operación Tormenta del Desierto, para obligar el retiro de las tropas iraquíes de territorio kuwaití. En esa ocasión EU concentro en Arabia Saudita hasta 60 mil tropas para proteger la monarquía y convertirlo en centro de su actividad militar en el Medio Oriente. Presionado por un atentado en Khobar, que cobró la vida de 19 soldados norteamericanos y 400 heridos, EU retiró sus tropas de Arabia Saudita en 2003.

Un día antes del anuncio sobre el despliegue de tropas en la monarquía saudita, el presidente, Donald Trump, declaró: “EU no tiene petroleros en el Golfo porque es autosuficiente en materia de energía, pero lo que sí tiene en el Golfo son buques de guerra y una alianza muy fuerte con Reino Unido; y cuando Reino Unido elija a un nuevo primer ministro, trataremos con él este problema porque tenemos un entendimiento con Reino Unido, que viene de hace mucho tiempo”.