Internacional

Reconciliación, amor y caridad

CIUDAD DEL VATICANO, 14 de septiembre (EFE).- El Papa Francisco defendió hoy los valores de la reconciliación, el amor y la caridad, frente a las “desigualdades y divisiones amenazan la paz”, durante una audiencia en el Vaticano con los obispos católicos orientales en Europa que se encuentran en Roma.

“Mientras demasiadas desigualdades y divisiones amenazan la paz, nos sentimos llamados a ser artesanos del diálogo, promotores de la reconciliación, constructores pacientes de una civilización del encuentro, que preserva nuestros tiempos de la incivilidad de la confrontación”, señaló.

Francisco criticó que haya gente que se sienta absorbida “por la espiral de violencia, por el círculo vicioso de reclamos y continuas acusaciones mutuas” y dijo que frente a esta situación lo ideal es practicar el amor y la caridad.

“Cuando nos inclinamos juntos sobre el hermano que sufre, cuando nos acercamos a los que sufren la soledad y la pobreza, cuando ponemos atención a quien es marginado, como los niños que no ven la luz, los jóvenes privados de esperanza, las familias tentadas a desintegrarse, los ancianos enfermos o descartados, ya caminamos juntos en la caridad que sana las divisiones”, opinó.

Finalmente, el Pontífice argentino reconoció que “solo amando se encuentra la alegría y se difunde la esperanza”.

Los obispos orientales católicos en Europa se reúnen cada año, y en esta ocasión sucedió en Roma. Es un encuentro organizado por las conferencias episcopales del continente, y muestra, como les dijo el Papa, la riqueza ritual de la Iglesia Católica en Europa, que no se limita a la tradición latina.

Entre ellos, se encuentran representantes de diversas Iglesias de tradición bizantina, venidos de Ucrania, pero también de Oriente Medio, de India y otras regiones, que han recibido acogida en países europeos.

Al respecto el Papa les dijo que como afirma el Concilio Vaticano II, “La variedad no afecta a la unidad de la Iglesia, sino que además la manifiesta”, porque la unidad cristiana no es uniforme y la verdad cristiana no es monocorde sino sinfónica.