Alfredo García
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El conflicto entre Irán y Arabia Saudita, llega a su clímax en la ONU, sin que nadie pueda evitarlo o eludirlo.
Mientras la grave escalada de tensión entre ambos países se perfila este año como el principal tema de debate en la Asamblea General de Naciones Unidas, un telón de fondo con alianzas militares entre EU, Reino Unido y la monarquía saudita; y entre Rusia, China e Irán, crean un oscuro entorno apocalíptico.
En la madrugada del pasado 14 de septiembre la mayor empresa petrolera de Arabia Saudita, sufrió el bombardeo contra dos de sus refinerías que interrumpieron la producción del crudo. Al día siguiente el ministro de Estado de Asuntos Exteriores, Adel al-Jubeir, quien desde un inicio inculpó a Irán, manifestó que el ataque “sería un acto de guerra, si las investigaciones concluyen que fue lanzado por el régimen de Irán y desde territorio persa”.
Por su parte el vocero del ministerio de Defensa saudita, Turki al Maliki, aseguró: “Los ataques fueron incuestionablemente responsabilidad de Irán”, tras mostrar restos de 18 drones y 7 misiles de cruceros iraníes, recuperados a pesar de que el bombardeo fue reivindicado por los rebeldes yemeníes hutíes, que desde 2015 sufren la agresión militar de Arabia Saudita. “Estamos investigando para conocer la localización exacta de los puntos de despegue”, concluyó al Maliki.
A raíz del bombardeo, el presidente Donald Trump escribió en Twitter: “El suministro de petróleo de Arabia Saudita fue atacado. Hay razones para creer que conocemos al culpable, estamos cargados y listos dependiendo de la verificación, pero estamos a la espera de que el reino nos informe quién cree que fue la causa de este ataque y bajo qué términos procederíamos”. Posteriormente Trump ordenó el envió de un contingente militar aéreo y de misiles de “naturaleza defensiva” a la región, para apoyar a Arabia Saudita. La escalada de tensión dificulta un encuentro entre Trump y el presidente iraní en la ONU, posibilidad que dejó abierta el presidente norteamericano la pasada semana en ocasión de concurrir ambos mandatarios a la Asamblea de Naciones Unidas.
Por su parte el primer ministro británico, Boris Johnson, declaró: “Puedo decirles que Reino Unido atribuye a Irán con un muy alto grado de probabilidad los ataques de Aramco”. (Empresa petrolera saudita), la dificultad es saber cómo organizar una respuesta internacional”, añadió Johnson. El primer ministro británico, tiene previsto una reunión con el presidente iraní en la ONU.
Sin embargo la expectativa a nivel de infarto, fue creada por el presidente iraní, Hassan Rohani, y el subjefe de las Fuerzas Armadas de Irán para Asuntos Internacionales, Qadeer Nizami. Rohani declaró: “Vamos a Nueva York con el eslogan de Una coalición por la esperanza y la Iniciativa de paz de Ormuz. Vamos a proponer un plan en Naciones Unidas, que se basa en el hecho de que Irán con la ayuda de los países de la región, puede garantizar la seguridad en el golfo Pérsico y en el estrecho de Ormuz”. Al mismo tiempo Nizami anuncio, que Irán planea realizar ejercicios navales conjuntos con Rusia y China en aguas internacionales del Océano Índico y el Golfo de Omán, sin ofrecer detalles o fecha.
Trascendió que EU planea desplegar en noviembre, 55 buques de guerra cerca de las aguas territoriales de Irán. El doble carácter de la respuesta revolucionaria iraní, espontánea o planificada, ofrece a la comunidad internacional, la última oportunidad de un camino pacífico en un momento oportuno y en el mejor escenario multilateral.