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Internacional

EE.UU.: destitución, absolución o renuncia

Gustavo Robreño

Mi Columna en POR ESTO!

Aunque parezca poco creíble, todo indica que el Imperio yanqui o por lo menos una parte de él se siente indignado por la actuación de su emperador-presidente y se ha decidido a iniciar el proceso que pueda conducirlo a su destitución o a forzar su renuncia anticipada como fue el caso de Richard Nixon.

La acusación que esgrimen sus detractores esta vez no puede ser más contundente: traición a la Constitución.

No hay duda de que lo pensaron bastante y que, evidentemente, hay intereses electorales en juego, pero no es menos cierto que la decisión tomada por la Cámara de Representantes y los motivos que dicen impulsarla son lo suficientemente graves en cualquier otro país del mundo como para llegar al desenlace final.

En el Imperio yanqui, sin embargo, las cosas ocurren de diferente manera: en este caso, sería necesario que los llamados poderes fácticos o una buena parte de ellos –el gran capital, las transnacionales poderosas y los grandes medios de comunicación a su servicio o propiedad de ellas– convergieran en un amplio consenso de respaldo a la acusación legislativa, cuyo peso fundamental lleva el Partido Demócrata en su afán por recuperar el sillón de la Casa Blanca en los comicios de noviembre de 2020.

En los momentos actuales, la mayoría demócrata en el seno de la Cámara de Representantes se convierte en el instrumento más preciado e influyente para llevar adelante, al menos formalmente, el proceso acusatorio que pueda culminar en un juicio político ante el Senado –de mayoría republicana– donde se necesita más de 60 votos para proceder a la destitución.

No obstante, teniendo en cuenta los antecedentes, el funcionamiento y las realidades de ese Imperio, serán los intereses de las clases dominantes los que finalmente decidirán el futuro. Si Donald Trump ya no es funcional a esos intereses y su errático mandato ha creado muchos más conflictos que los que ha resuelto en beneficio de ese voraz sector, crecen las posibilidades de llegar a un final traumático: destitución o renuncia.

De lo contrario, no pasará de ser un episodio más del trágico sainete imperial montado durante la era Trump, repleta de escándalos, odios, traiciones, venganzas y amenazas, de las cuales todos se han beneficiado en mayor o menor medida, sin desconocer que el actual mandatario se llevó las palmas en cuanto a chapucería, vulgaridad, primitivismo y comportamiento mafioso.

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