Con una intensidad de categoría 5, la máxima, el huracán “Dorian” pulverizó el Norte de las Bahamas durante dos interminables días, lanzando vientos destructores y lluvia implacable. Fue la tormenta más fuerte que jamás tocó tierra en la nación isleña. “Nada se compara con lo que pasamos (…) Casi 48 horas ahora con carnicería sin parar”, dijo el sobreviviente Michael Hynes. Al menos 20 personas murieron, incluido un niño de 8 años, pero las autoridades insisten que ese número seguramente aumentará. “Podemos esperar que se registren más muertes”, dijo el primer ministro, Hubert Minnis, y agregó: “Nuestra prioridad es la búsqueda, rescate y recuperación”. Ahora que las nubes de “Dorian” se arrastran lentamente por la costa sureste de Estados Unidos, los bahameños finalmente vuelven a ver la luz del sol… la tragedia y la catástrofe. Ya se habla en Bahamas de “un antes de y un después de”. (CNN/Agencias)
Las tareas de búsqueda, rescate y entrega de ayuda a los supervivientes en las Islas Ábaco y Gran Bahama continúan a cuentagotas. El principal problema es hacer llegar la ayuda humanitaria y la entrega de bienes de primera necesidad a los 76,000 damnificados, ya que el aeropuerto de Freeport, la capital de Gran Bahama, está completamente destruido, a excepción de una terminal. Los puertos marítimos de acceso tanto en esa isla como las Ábaco no están aptos para recibir grandes embarcaciones. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas anunció el envío inmediato de ocho toneladas de alimentos a Bahamas para apoyar a la población afectada, mientras en el sureño estado de Florida avanza una convocatoria de ayuda que involucra a amplios sectores. Cuba, también lista para apoyar. (AP)