WASHINGTON, EE.UU., 22 de enero (AFP/EFE).- Los demócratas comenzaron este miércoles su alegato de acusación en el juicio político contra Donald Trump en el Senado acusándolo que haber querido hacer “trampa” en las próximas elecciones de noviembre, en el segundo día de un proceso que probablemente termine con absolución del mandatario estadounidense.
El congresista demócrata Adam Schiff, titular de la Comisión de Inteligencia de la Cámara Baja y a cargo de la acusación contra Trump, subió al podio del Senado para argumentar que el mandatario debería ser apartado del cargo por las acusaciones de abuso de poder y obstrucción al Congreso.
“El presidente Trump solicitó interferencia extranjera en nuestras elecciones, abusando del poder de su mandato para buscar ayuda en el extranjero para mejorar su posibilidad de reelección”, dijo Schiff, y remató afirmando que cuando el mandatario fue descubierto, “utilizó los poderes a su cargo para obstruir la investigación”.
“Van a escuchar pruebas muy contundentes del plan corrupto del presidente Trump y de su encubrimiento”, dijo al comenzar la sesión el jefe de los “fiscales”, Adam Schiff, que preside el Comité de Inteligencia de la Cámara Baja.
Según la acusación, Trump intentó presionar a Kiev para que interfiriera en las elecciones de 2020 en su favor, sugiriendo a su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, que investigara los negocios del hijo de Joe Biden, quien podría ser su rival demócrata en las presidenciales.
“Esta fue una táctica de desprestigio contra un oponente político que aparentemente Trump temía”, dijo Schiff en una audiencia televisada.
Según los demócratas, Trump presionó a Ucrania al retener cerca de 400 millones de dólares en ayuda militar para un país que tiene un conflicto con rebeldes prorusos en el este de su territorio.
“La mala conducta del presidente no puede decidirse en las urnas porque no podemos estar seguros de que la votación se gane de una forma justa”, dijo, y señaló que Trump utilizó de forma corrupta una visita a la Casa Blanca ofrecida al presidente de Ucrania para que “lo ayudara a hacer trampa en las próximas elecciones”.
“No podemos esperar a las elecciones”
En la segunda jornada del juicio político a Trump, los siete congresistas demócratas de la Cámara Baja reconvertidos en “fiscales” del proceso de destitución iniciaron su alegato contra el presidente, que podría extenderse hasta el viernes.
El “fiscal” jefe pidió “condenar” a Trump y destituirle por su abuso de poder y obstrucción del Congreso, los dos cargos de los que la Cámara Baja ha acusado al presidente en relación con sus presiones a Ucrania para que investigara a uno de sus posibles rivales en noviembre, el exvicepresidente Joe Biden.
“La negligencia del presidente no puede evaluarse en las urnas (en noviembre), porque no podemos garantizar que ese voto vaya a ganarse de forma justa”, y sin interferencias extranjeras solicitadas por Trump, opinó Schiff.
Otra “fiscal”, la congresista latina Sylvia García, reforzó esa idea al reproducir en el pleno del Senado parte de una entrevista que Trump concedió el pasado junio a la cadena ABC, y en la que dijo que no vería “nada malo en escuchar” una hipotética información sobre sus rivales que pudieran ofrecerle países como Rusia o China.
“(Trump) negó ayuda militar a un aliado estratégico que estaba en guerra con Rusia, y lo hizo con el fin de lograr ayuda extranjera para su reelección, en otras palabras, para hacer trampas”, subrayó.
La Casa Blanca niega que retuviera la ayuda militar a Ucrania para forzar a Kiev a investigar a Biden, pero varios testigos en la investigación de la Cámara Baja han afirmado que ese fue el motivo del retraso en la entrega del dinero, que solo fluyó a Kiev una vez que el caso llegó a oídos de los congresistas.
Para grandes audiencias
El discurso de Schiff está destinado a las audiencias televisivas ya que el martes el jefe de la mayoría republicana de la Cámara Alta, Mitch McConnell, exhibió un férreo control de la bancada oficialista unida que goza de 53 de las 100 bancas, en un indicio de cómo se desarrollará el juicio que probablemente concluirá con la absolución del mandatario.
Además, para que prospere el proceso contra Trump se necesita una mayoría de dos tercios, equivalente a 67 senadores.
A partir de hoy, los siete miembros de la Cámara Baja que representan la acusación tendrán tres sesiones de ocho horas para exponer sus argumentos contra Trump.
En tanto, la defensa tendrá un tiempo equivalente, también en tres tandas, y luego habrá 16 horas para las preguntas.
“Problema de seguridad nacional”
El martes, antes de que el proceso abordara los dos cargos que pesan sobre Trump, los republicanos y la oposición demócrata se enfrascaron en una crispada pugna por las reglas del procedimiento que se extendió durante 13 horas hasta la madrugada.
Todos los intentos de los demócratas de citar testigos clave u obtener documentos fueron bloqueados por la mayoría republicana.
El miércoles, el jefe de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, criticó nuevamente a McConnell.
Trump defendió la estrategia de los republicanos de repeler los esfuerzos de la oposición para citar al exconsejero de Seguridad Nacional John Bolton y de otros altos cargos, al considerar que representaría un “problema de seguridad nacional”.
“Él sabe lo que yo pienso de los líderes. ¿Qué pasa si él revela lo que yo pienso sobre un determinado líder y eso no es algo positivo?”, planteó Trump al aludir al rol de Bolton, despedido por el inquilino de la Casa Blanca en septiembre tras múltiples desacuerdos.
Trump dijo que espera que el Senado lo absuelva “bastante rápido”.
Según medios estadounidenses, Trump rompió un récord intradiario de tuits en esta jornada, principalmente enlaces a otras cuentas que opinaban sobre el proceso en su contra.
De su lado, el representante de Trump, Pat Cipollone, dijo el martes durante la audiencia que un juicio partidista equivale a “robar unas elecciones” y acusó a los demócratas de lanzar una “investigación política falsa” contra Trump justo antes de las elecciones presidenciales de noviembre.
Batalla por los testigos
La oposición demócrata cree que no podrá llegar al fondo del caso hasta que no escuche a dos testigos clave de las presiones de Trump a Ucrania: el exasesor de seguridad nacional John Bolton y el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mick Mulvaney.
Esa petición suscitó un largo y bronco debate en la primera jornada del juicio político, que concluyó con una riña del “juez” del proceso y presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, para restaurar el decoro en la Cámara Alta.
Finalmente, la mayoría republicana en el Senado aplazó hasta la semana que viene el debate sobre si se convocan nuevos testigos, la única esperanza de los demócratas para atraer algún voto en un proceso que promete terminar en la absolución de Trump, dado que se necesitaría una amplia mayoría de dos tercios para destituirle.
“Esperamos que los senadores sientan más presión (para convocar testigos y exigir más documentos) ahora que la atención del país está más centrada que nunca en este tema”, afirmó Schumer.
Schumer descartó, sin embargo, la posibilidad de “intercambiar testigos” con los republicanos, que han sugerido la idea de permitir una comparecencia de Bolton si también testifica Biden: “Eso está fuera de la mesa”, zanjó el senador.
El propio Biden rechazó también la posibilidad de participar en ese trato por considerar que alimentaría el “teatro político”, mientras que Trump insinuó que prefiere que Bolton no comparezca.
“Hay un problema de seguridad nacional con John (Bolton). Él sabe lo que pienso de los líderes. ¿Qué pasa si revela lo que pienso sobre algún líder y luego me toca lidiar con eso? Va a ser muy difícil. Sabe muchas cosas, y no sé si acabamos en muy buenos términos”, dijo Trump en una rueda de prensa en Davos (Suiza).