La experiencia se desarrolla en un ambiente de total oscuridad, con sonido de 360 grados y efectos sensoriales.
Hay que tener nervios de acero para afrontar la inusual experiencia 'aérea' que se ofrece en Reino Unido: participar en la simulación de un accidente de aviación. El 'avión' es un contenedor de 12 metros de extensión que fue reconvertido para convertirse en una réplica de un Boeing 707.
Una vez abordo, los 'pasajeros' quedan en total oscuridad , mientras se despliega un sonido binaural de 360 grados que emula el producido durante un vuelo. Esto, sumado al movimiento, coloca a la audiencia en narrativas de ritmo rápido y evolución constante, destacan sus creadores.
El simulador, llamado FLIGHT, explora la teoría de los muchos mundos de la mecánica cuántica y lleva al público a través de dos mundos, dos realidades y dos posibles finales del viaje.
"Hay mucho mundos en los que este avión aterriza con seguridad. No somos responsables de su destino final", afirman.