Internacional

Pataleo de ahogado

Alfredo García

El presidente Donald Trump agregó el complejo tablero israelí-palestino a la incierta simultánea de ajedrez internacional que sostiene con China, Rusia, Irán, Corea del Norte, Alemania, Francia, Venezuela y Cuba, donde no se vislumbra final antes de las elecciones presidenciales de noviembre.

Trump anunció el pasado jueves que revelaría el controversial Plan de Paz para el Medio Oriente, en vísperas de la visita a Washington el próximo martes, del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su opositor, el exgeneral Benny Gantz. Desde el segundo proceso electoral israelí en septiembre del pasado año, donde no se impuso ni Netanyahu ni Gantz, las negociaciones para establecer un gobierno de coalición fracasaron por alianzas inaceptables para ambos líderes, provocando una nueva convocatoria electoral el próximo 2 de marzo, la tercera en menos de un año.

En junio del pasado año, el yerno de Trump, Jared Kushner, encargado por el presidente para aplicar el Plan de Paz, presentó en Bahrein un proyecto de 50 mil millones de dólares en los próximos 10 años, más de la mitad dirigidos a los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania, con 179 planes de infraestructura, negocios y turismo, para también impulsar las economías de Jordania, Egipto y Líbano.

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) respondió a través de un comunicado: “El plan (de Trump) sólo sirve para impedir una solución política (…) al ofrecer una ilusión de prosperidad a cambio de aceptar una perpetua cautividad”. En esa ocasión, se destacó la intervención de la exdirectora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, quien advirtió de que “la mejora de la economía y la llegada de inversiones, dependen en última instancia de que se alcance un acuerdo de paz”.

Trascendió que el “Plan de Paz”, pomposamente llamado por Trump el “Acuerdo del Siglo”, concede a Israel la capital de Jerusalén, reconoce la anexión sobre los territorios palestinos del valle del río Jordán y Cisjordania (lo que haría inviable aplicar la solución de dos Estados que favorece la comunidad internacional), la desmilitarización de la franja de Gaza, el desarme de la organización palestina Hamás y el reconocimiento del Estado judío, sin aludir la posibilidad de un Estado palestino. “El plan de paz que el presidente Trump podría anunciar, ya está muerto”, declaró, Nabil Abu Roudeina, vocero del presidente palestino, Mahmoud Abbas.

El anuncio de Trump coincidió con la entrevista en Jerusalén del presidente israelí, Reuven Rivlin, con el rey de España Felipe VI, para pedir su ayuda en frenar la investigación de la Corte Penal Internacional (CPI) sobre “crímenes de guerra en Palestina” por parte del Ejército israelí.

El pasado diciembre, la fiscal de la Corte Fatou Bensouda aseguró disponer de “indicios racionales” de la Comisión de Crímenes de Guerra en Palestina y anunció la apertura de una investigación. España es país fundador del CPI y el rey Felipe VI es notorio por su firme defensa del alto tribunal internacional. Israel, que no reconoce la jurisdicción del CPI, teme que una sentencia del tribunal limite los movimientos en el exterior de sus gobernantes.

A cinco semanas de los nuevos comicios en Israel, no pasa inadvertida la maniobra de Trump que ignorando, en apariencia, el atolladero en que se encuentra en el Congreso, intenta favorecer a Netanyahu en una votación en el Parlamento israelí sobre su inmunidad acusado de tres casos de corrupción por el fiscal general de Israel, así como una decisiva presión para lograr un “acuerdo” entre ambos líderes y formar un gobierno de coalición, evitando un tercer proceso electoral que sería desastroso para Netanyahu.