Jorge Gómez Barata
Mediante una eficaz operación aérea, milimétricamente calibrada, llevada a cabo contra una caravana en movimiento en las inmediaciones del aeropuerto de Bagdad, en la cual intervinieron satélites, helicópteros, drones y aviones de caza, Estados Unidos ultimó al general Qasem Soleimani, de 62 años, el más poderoso, popular y eficaz jefe militar iraní.
Qasem Soleimani, Comandante de la Fuerza Quds (Jerusalén) desde 1998, cargo que lo catapultó a las posiciones cimeras del aparato militar iraní, fue junto con su invisible tropa, un instrumento letal de la política exterior de Irán que, durante más de 20 años, condujo las operaciones encubiertas en el extranjero y lideró la inteligencia militar. Se le considera el arquitecto de las alianzas con la milicia islámica Hezbolá, Hamas, el Talibán y otras organizaciones radicales.
Según se afirma, se trata del militar con más poder en Irán después del ayatola y a la vez el más temible adversario, tanto de Estados Unidos como del Estado Islámico y Al-Qaeda. Fue una figura cercana al presidente sirio Bashar al Asad a quien asesoró en la conducción de la guerra.
Para hacer más dramática la situación, junto con Soleimani, fue ejecutado Abu Mahdi al-Muhandis, jefe adjunto de las Fuerzas de Movilización Popular Iraquí (PMF). De hecho, la Guardia Revolucionaria de Irán, inscripta como terrorista por Estados Unido, así como las milicias de Movilización Popular, una fuerza paramilitar chiíta, han quedado virtualmente descabezadas. Irán no cuenta con un oficial con el liderazgo suficiente para remplazar a Soleimani.
Qasem Soleimani y su Fuerza Quds, brazo militar externo de la Guardia Islámica, calificada por Trump: “Un mecanismo de Irán para cultivar y apoyar grupos terroristas en Medio Oriente”, han sido responsabilizados por la muerte de numerosos efectivos de Estados Unidos.
Ante semejante perdida, el Líder Supremo, ayatolá Alí Jamenei, declaró “mártir” a Soleimani, decretó tres días de duelo y anunció una “venganza Severa”.
El gran perdedor en esta escalada es Irak, cuyo territorio puede ser el escenario de una gran confrontación entre Estados Unidos e Irán.
Según el primer ministro de ese país, Adil Abdul-Mahdi, los acontecimientos pueden dar lugar a “una escalada peligrosa y la mecha de una guerra devastadora para Irak.
¿Habrá el presidente Donald Trump cruzado la línea de no retorno frente a Irán? ¿Será Irak el escenario de la nueva confrontación? La pelota está ahora en la cancha de Irán que no se caracteriza precisamente por su moderación.