Internacional

Corrupción en la policía

Zheger Hay Harb

Como ha ocurrido casi desde su creación, estalla un nuevo escándalo de corrupción en la policía nacional, esta vez por narcotráfico.

Según los medios de comunicación nacionales el inspector general de la Policía, general William Salamanca descubrió irregularidades en el cuerpo antinarcóticos de esa institución. Los involucrados no pasaron la prueba del polígrafo y sin embargo fueron postulados para ascenso. La respuesta del director general de la policía fue enviar de vacaciones al investigador para frenar sus pesquisas, lo cual conduciría a su baja de las filas.

Se armó un gran escándalo nacional -porque no es esta la primera vez que se descubren irregularidades en ese cuerpo encargado de la guarda del orden público y la seguridad ciudadana- de tal envergadura que el presidente de la República se vio obligado a intervenir y determinar que el general Salamanca mantendría su cargo y sus funciones.

Según Caracol Radio las investigaciones del inspector general incluyen versiones de personas que trafican droga a otros países y son ayudados por miembros de la policía, algunos de los cuales han reconocido sus relaciones con los carteles del narcotráfico y sin embargo siguen en sus puestos.

Esta situación se presenta luego de que en el curso de las multitudinarias marchas que durante más de un mes se tomaron las calles de todas las ciudades capitales y varias intermedias el ESMAD (escuadrón antidisturbios de la policía) cometiera desmanes contra los marchantes y en muchos casos fuera filmado actuando como vándalos para luego acusarlos de esos hechos.

La presión social obligó a que el ESMAD no interviniera más en las marchas y coincidencialmente los actos vandálicos no volvieron a presentarse.

Pero no son esos los únicos escándalos: en medio de las recurrentes denuncias y a veces capturas por participación de uniformados en hurtos, complicidad con el contrabando, con el transporte de mercancías robadas, ha habido hechos protuberantes que han minado la confianza ciudadana en la fuerza que debería garantizarle la tranquilidad de una vida en paz.

En el año 2014 Noticias Uno nos sorprendió con la noticia de que existía una red llamada Comunidad del anillo, que implicaría al director general de la policía de ese entonces, en la cual los cadetes eran utilizados contra su voluntad en una red de prostitución. En oscuras circunstancias la policía informó que una alférez se había suicidado pero su familia denunció que había sido asesinada por haber conocido la existencia de esa red.

Caracol televisión y El Espectador también presentaron hechos que probarían ese asesinato. El escándalo se acentuó cuando un capitán de la policía denunció que había sido abusado sexualmente para involucrarlo en la truculenta red. Casi de inmediato apareció el video de una conversación íntima entre él y otra persona sobre sus preferencias sexuales. Esa jugada sucia dejó la idea de que no se detendrían ante nada para castigar a quienes osaran denunciarlos. Por las mismas fechas un coronel denunció persecución interna en su contra según él porque había rechazado las insinuaciones del director de ese cuerpo armado.

Hace tres años se comprobó que un grafitero que apareció abatido por la policía nacional que aseguraba que había tenido que responder al ataque armado del muchacho, había sido asesinado en completo estado de indefensión pero los agentes alteraron la escena del crimen y plantaron un arma en la mano de la víctima.

Hay una distorsión de la concepción del carácter que en derecho tiene la policía: debe ser un cuerpo civil, adscrito al ministerio del interior, encargado de la seguridad de los ciudadanos. En cambio, se ha colocado bajo el mando del ministro de Defensa y se ha convertido en una cuarta fuerza después del ejército, la fuerza aérea y la armada. Su participación en la vigilancia y el control del narcotráfico ha derivado en un cuerpo armado que ejerce igual que el ejército y ello ofrece dificultades a la hora de aplicar el Derecho Internacional Humanitario.

Por ahora aparte de las promesas de siempre no se ve ninguna intención del gobierno nacional de tomar medidas efectivas para limpiar la podredumbre que carcome a la policía. No puede seguir con eso de que son sólo unas pocas manzanas podridas cada vez que aparece un escándalo de corrupción. La ciudadanía ve cada vez con mayor reserva a esos que deberían ser los funcionarios del Estado más cercanos en su cotidianidad. Ya no existe la figura del policía de la esquina que nos hacía sentir protegidos.

Según el diario El Tiempo hay preocupación por la inclusión de policías en la nómina de carteles del narcotráfico como el Clan del Golfo, por pasar información a organizaciones ilegales o hacerse de la vista gorda ante el micro tráfico en las ciudades y el gobernador de Antioquia denunció que los policías cobran extorsiones en las comunas de Medellín.

Ese mismo diario informó que “una encuesta realizada en la capital en el segundo semestre de 2018 por la Cámara de Comercio de Bogotá, en una de las trece preguntas realizadas, que era ¿cuál acción debe priorizarse para mejorar la seguridad?, la respuesta con mayor porcentaje fue acabar con la corrupción de la Policía Nacional”.

¿Qué estará esperando Duque para erradicar la corrupción policial?