NACIONES UNIDAS, 19 de febrero (AFP).- El emisario de la ONU para Siria, Geir Pedersen, alertó este miércoles al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre “el riesgo inminente de una escalada” de violencia en el noroeste del país en guerra, tras recientes declaraciones de Turquía y Rusia.
A pesar de intensos reuniones, Moscú y Ankara, que apoyan al régimen sirio y a algunos grupos rebeldes respectivamente, no alcanzaron “ningún acuerdo”, añadió.
Rusia hizo este miércoles una advertencia al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, después de que éste amenazara con lanzar pronto una ofensiva militar en Siria contra las fuerzas del régimen de Bashar al Asad en la región de Idlib, en el noroeste del país.
El secretario adjunto de la ONU para Asuntos Humanitarios, Mark Lowcock, recordó que unas 900,000 personas, entre ellas más de 500,000 niños, tuvieron que abandonar sus hogares en la zona de Idlib.
“La gente huye en condiciones atroces”, lamentó.
En las intervenciones de países miembros del Consejo de Seguridad, Alemania hizo un llamamiento al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para que actúe para detener el conflicto.
Este fuerte intercambio se produce en momentos en que la situación humanitaria alcanza un punto crítico en la región de Idlib, último bastión rebelde y yihadista en Siria, donde casi un millón de personas han huido de una ofensiva del régimen apoyada por la aviación rusa.
Erdogan anunció el miércoles una ofensiva militar de forma “imminente” en Idlib, noroeste de Siria, donde los enfrentamientos oponen en las últimas semanas a las fuerzas de Ankara y Damasco, pero Rusia lanzó una advertencia contra estas pretensiones.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov advirtió a Erdogan que “se trata de una operación contra el poder legítimo de la República siria y de las fuerzas armadas de la República siria, lo que sería, sin duda, el peor escenario”.