El Sambódromo de Río de Janeiro bajó durante la madrugada de este martes su telón del Carnaval de este año, pero la fiesta más multitudinaria de Brasil siguió corriendo libre en las calles y promete continuar hasta el fin de semana. En la propia Río de Janeiro, así como en Recife, Salvador, Sao Paulo, Brasilia y casi todas las ciudades del país, las comparsas ocuparon las calles con el endiablado ritmo de sus tambores, en una fiesta que en la mayoría de los casos tiene cerveza como combustible y que en muchos sitios se prolongará durante algunos días más. Las bandas callejeras conocidas como “blocos” ya han programado desfiles en decenas de ciudades incluso para este mismo miércoles, cuando acaba el largo festivo oficial que comenzó el pasado viernes en todo el país y se supone que los brasileños deberán guardar sus disfraces y volver al trabajo. En Río de Janeiro, el último día oficial del Carnaval llevó a la calle a por lo menos 60 “blocos”, algunos ya más que tradicionales, como la Banda de Ipanema, que desde 1964 ocupa cada año las calles aledañas a la playa seguida por decenas de miles de personas. El fallo que premia al mejor desfile será conocido este miércoles en un acto que cada año paraliza a casi todas las favelas cariocas, que son el alma de las escuelas de samba. Las seis mejores escuelas de este Carnaval volverán al Sambódromo el próximo sábado para el llamado “Desfile de las Campeonas”, con el que acabará definitivamente la mezcla de juerga y catarsis colectiva en que Brasil se sumerge cada año. (EFE)