PAZARKULE, Turquía, 29 de febrero (AFP).- Turquía amenazó el sábado a Europa con una nueva ola migratoria, tratando de obtener el apoyo de los occidentales contra el régimen sirio, que tendrá que “pagar el precio” de sus ataques contra los militares turcos, advirtió el presidente Recep Tayyip Erdogan.
En la localidad turca de Pazarkule, entre Turquía y Grecia, la tensión era viva entre miles de personas -migrantes afganos, sirios o iraquíes- que quieren ingresar a Europa y que lanzaban piedras contra los policías griegos, que utilizaron gases lacrimógenos para rechazarlos.
Por la noche, muchos trataban de entrar en calor en torno a hogueras, a la espera de que Atenas les abriera paso, constataron corresponsales de la AFP.
A pesar de los fuertes vientos, otros migrantes intentaron llegar al territorio griego a través de las islas en el mar Egeo, adonde unas 180 personas lograron pasar en las últimas 24 horas, según Atenas.
Un total de 27 personas, que se identificaron como gambianos o congoleños, llegaron a Lesbos y fueron acogidos por voluntarios, comprobó la AFP.
“Ayer abrimos las puertas. Y no las cerraremos. ¿Por qué? Porque los europeos deberían cumplir sus promesas”, dijo Erdogan.
El ministro de Interior turco afirmó que más de 36,000 migrantes habían entrado en Europa desde la provincia turca de Edirne (noroeste) desde el viernes, pero la cifra -difícil de comprobar- parecía excesiva respecto a lo que presenciaron los periodistas de la AFP.