Internacional

¿La pandemia acelerará la Historia?

Pedro Díaz Arcia

Si un rasgo adicional pudiera caracterizar la dramática situación actual es la carrera de velocidad en la búsqueda de una vacuna contra el letal virus y de antídotos que puedan paliar sus efectos.

También la aparición de diversas tesis en otros campos, que no pasan inadvertidas.

La teoría del doctor Richard Haass, presidente del Council of Foreign Relations (Consejo de Relaciones Exteriores), de Estados Unidos, uno de los “tanques pensantes” más importantes del país, consiste en que existen momentos como sucedió el 11 de septiembre del año 2001, cuando “mucha historia se condensó en un corto período de tiempo”.

La evolución de la pandemia no será necesariamente un punto de inflexión en las relaciones internacionales, porque muchas de las tendencias en este campo ya existían antes del impacto del virus, pero se acelerarán para tornarse más dominantes. No se tratará de un cambio de rumbo, afirma, sino de una agudización, como sucede en la rivalidad entre Washington y Pekín; en el declive del liderazgo estadounidense; en el abandono de la Casa Blanca de importantes pactos internacionales; en su distanciamiento de aliados tradicionales; y en la crisis interna del bloque europeo.

Inquietan también las creciente pugnas en Estados Unidos entre los poderes Ejecutivo y Legislativo; así como la ríspida relación entre el Gobierno Federal y los 50 estados, que agudiza las tensiones agregando estrés al sistema político vigente.

Por otra parte, resulta riesgoso que mientras los temas globales apremian, muchos gobiernos aprovechen la crisis para fortalecer su poder en perjuicio de la sociedad civil y el orden democrático. Por supuesto, Rusia y China presiden la lista, en tanto Estados Unidos estaría ajeno a la tentación. La parcialidad en acción.

Según el ex diplomático, Washington tiene “muy poco apetito” al compararlo con el fin de la Segunda Guerra Mundial cuando la nación emergió para levantar a Europa de sus ruinas mediante el Plan Marshall (no menciona algo similar en la “ayuda a Japón, un enemigo en la víspera). Es que analiza esta política desde su visión ideológica, como si el hecho hubiera respondido a un acto altruista cuando en realidad se trató de una política usurera y chantajista con objetivos hegemónicos, bien logrados por cierto.

Los argumentos de su tesis están contenidos en el artículo “Más que remodelarla, la pandemia acelerará la Historia”, publicado por la revista Foreign Affairs (Relaciones Exteriores). En resumen, el elemento clave para la aceleración es el surgimiento de una crisis que fuerce a la acción.

Pero la objetividad de Haass es dudosa. Fue asesor del general Colin Powell, secretario de Estado (2001-2005). En una entrevista, el presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, aseguró que si “el orden mundial está peor, es porque Estados Unidos no ha estado tan activo en temas internacionales”.

Estoy convencido de que el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades de Estados Unidos, podría ayudar mucho más a su país que Haass: claro, si Donald Trump atendiera a los epidemiólogos y no llamara al uso de la violencia para “liberar” a estados de la Federación. Se trata de actuar con humanidad e inteligencia. Creo, humildemente, que sólo así se logrará una apertura racional minimizando riesgos.

Una crisis interna de liderazgo en cualquier lugar, junto al caos generado por la pandemia, podría conducir a una situación de ingobernabilidad.