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LA HABANA, Cuba, 25 de abril (EFE).- Con dos nuevos fallecidos registrados este sábado, Cuba sobrepasó el medio centenar de muertes por COVID-19 y acumula 1,337 positivos hasta la fecha, en la que se anunciaron 52 nuevos casos de la enfermedad, la mayoría en La Habana.

Los decesos ocurrieron la víspera y corresponden a un cubano de 62 años y a una cubana de 60, ambos diabéticos y con antecedentes de obesidad e hipertensión, especificó el director de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública de Cuba (Minsap), Francisco Durán.

De acuerdo a los reportes del Minsap, gran parte de los 51 fallecidos en Cuba por COVID-19 padecían diabetes, hipertensión y cardiopatías.

La mayoría de los nuevos infectados en la capital -hogar de 2,1 de los 11,2 millones de habitantes del país- residen en zonas con mucha densidad de población como la Habana Vieja, Diez de Octubre y Centro Habana.

Las nuevas infecciones fueron detectadas entre 1,857 pruebas PCR realizadas el viernes, un número similar al de las jornadas anteriores.

En total se han aplicado 37,991 de estos test desde que comenzara la pandemia, complementados por decenas de miles de pruebas rápidas con kits procedentes de China.

De los 52 contagiados -todos cubanos con edades que oscilan entre 20 días y 85 años- 34 son contactos de casos ya confirmados y en el resto no se ha logrado detectar la posible fuente de contagio.

El acumulado de 1,337 positivos de COVID-19 en Cuba incluye a 836 pacientes con evolución estable, junto a los fallecidos, las altas médicas y dos evacuados a sus países de origen.

Más de 3.400 personas se mantienen aisladas en centros sanitarios cubanos, mientras que otras 6.560 permanecen bajo vigilancia clínico-epidemiológica en sus hogares.

Ante el aumento de casos y como prevención ante la cercanía del pico de la enfermedad, previsto ahora para fines de mayo próximo, el Gobierno cubano abrió un hospital en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), en las afueras de La Habana, con 600 capacidades destinadas a casos sospechosos.

Cuba se clasifica en fase pre-epidémica con transmisión autóctona limitada, por lo que el Gobierno aplica fuertes medidas preventivas como la suspensión del transporte público, el cierre de fronteras, salvo casos excepcionales y la clausura de las escuelas, los locales de ocio y los mayores centros comerciales.

También se ha instado a los ciudadanos a permanecer en sus casas y salir solo para lo imprescindible, aunque aún no se ha decretado el confinamiento domiciliario obligatorio.

Versión del Kaletra

Cuba desarrolla con resultados preliminares “satisfactorios” una versión propia del antiviral Kaletra, con el objetivo de eliminar su importación y garantizar un suministro estable del fármaco, creado para tratar el VIH-Sida y usado ahora en pacientes de COVID-19.

El prototipo cubano del retroviral, una combinación de lopinavir y ritonavir, está aún “en etapa de desarrollo”, aunque ya las primeras pruebas arrojan “resultados preliminares satisfactorios”, dijo a la Agencia Cubana de Noticias uno de los líderes de la investigación, realizada por los laboratorios estatales MedSol.

“Ya se elaboraron tres lotes piloto, se realizó el análisis físico químico y luego se hará la comparación con el producto líder”, explicó el jefe del grupo de investigación y desarrollo de la empresa Novatec, perteneciente a MedSol, Adalberto Izquierdo.

La producción exitosa del antirretroviral en Cuba ahorraría dinero y tiempo a la isla, bajo las restricciones del embargo de Estados Unidos, que entorpece la adquisición de bienes en el extranjero, incluidas las medicinas y los equipos médicos que tengan más de un 10% de componentes estadounidenses.

Según los especialistas cubanos, su versión del medicamento podría “hasta exportarse” a largo plazo.

Sin embargo, para producirlo Cuba primero tiene que sortear varios obstáculos, entre ellos la ausencia de “la máquina de calentamiento que fusiona los dos principios activos” del antiviral. “El país hoy no cuenta con ese equipo”, aseguró Izquierdo.

La solución precisa “adaptaciones en la tecnología cubana” que permitan a la prestigiosa industria biofarmacéutica isleña producir un medicamento con las “mismas especificaciones de calidad que el producto líder”, fabricado por la estadounidense AbbVie Inc.