Internacional

El compromiso de los científicos cubanos

Pelayo Terry Cuervo

Cuba ha puesto todo su arsenal científico contra el COVID-19. Si bien el país ha desarrollado diversos fármacos en su lucha contra enfermedades de todo tipo, la aparición del nuevo coronavirus ha significado, quizá, uno de los mayores retos para la comunidad científica nacional.

La visita la víspera del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, a varios centros de investigación enclavados en la capital del país, confirma el espaldarazo de las autoridades a un sector clave dentro del desarrollo económico de la nación y fruto de la visión de futuro del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz.

Desde los años 90, en medio del complejísimo Período Especial, Fidel impulsó la creación de instituciones para el desarrollo de las ciencias y ahora, a la vuelta de los años, esos centros se han convertido en la vanguardia en la producción de medicamentos, reactivos, equipos médicos y otros recursos imprescindibles para la salud humana.

Durante la visita al Centro de Neurociencias de Cuba, el mandatario reconoció el aporte trascendental de su personal en la batalla contra el COVID-19 y conoció sobre la estrategia de obtención del candidato vacunal cubano contra el SARS-CoV-2.

Desde el punto de vista de Salud, el presidente llamó a observar dos problemas y dirigir hacia allí la investigación científica: cómo se inmuniza a la población, con las vacunas, y el uso de terapias basadas en los medicamentos que han demostrado que levantan el sistema inmunológico; y el cuidado hacia los niños, a partir de las secuelas del COVID-19 que están apareciendo en ellos.

Entre los ensayos cubanos ha estado la aplicación de la vacuna preventiva VA-MENGOC-BC en 17,000 personas que residen en las zonas de La Habana más afectadas por la pandemia, entre ellos 4,000 trabajadores de la atención primaria de Salud. Esta vacuna, aunque no es específica para esta enfermedad, está comprobado que fortalece el sistema inmunológico.

También el mandatario conoció de cerca lo que investiga la industria nacional para apoyar el enfrentamiento a la pandemia, entre ello, el prototipo de un ventilador pulmonar que luego de su validación puede utilizarse en las salas de terapia intensiva, así como batas, máscaras de protección y un equipo para la desinfección a partir del uso de la luz ultravioleta.

Algunos resultados

Desde los primeros momentos el mundo conoció de la aplicación en China del Interferón cubano Alfa 2b humano recombinante y los reportes sobre su utilización abrieron las puertas para que otros solicitaran el medicamento en la batalla de enfrentamiento a la pandemia.

A poco más de dos meses de los primeros casos confirmados en la mayor de las Antillas, la ciencia sigue desempeñando un papel protagónico, lo que se sustenta en más de 70 investigaciones e intervenciones preventivas y terapéuticas, según subrayó recientemente la doctora Ileana Morales Suárez, directora nacional de Ciencia e Innovación Tecnológica, del Ministerio de Salud Pública (Minsap).

Inicialmente se hicieron unas 12 propuestas, en las cuales estaba presente la ciencia y hoy esa cifra se ha multiplicado unas cinco veces, ya sea en intervenciones, ensayos clínicos e investigaciones aplicadas.

En la actualidad, 17 de los principales productos que se emplean en el tratamiento de esta enfermedad son de producción nacional y continúa la búsqueda de nuevos medicamentos y en otros ensayos clínicos.

Respecto a las investigaciones clínicas y epidemiológicas, Morales Suárez explicó que el país mantiene el estudio poblacional para la búsqueda de prevalencia y de casos asintomáticos, mediante una pesquisa nacional, que incluye 70 municipios, 260 policlínicos, 1,300 viviendas y 3,975 personas.

Y en medio de ello, salió a la luz pública un nuevo aporte del Centro de Inmunoensayo (CIE), institución que acaba de desarrollar en apenas seis semanas un novedoso sistema para el diagnóstico del COVID-19, basado en la tecnología SUMA (Sistema Ultramicroanálitico), que ha sido el soporte tecnológico fundamental de importantes programas nacionales de salud, entre ellos el de atención materno infantil.

Denominado Umelisa SARS CoV-2 IgG, el diagnosticador, que muestra indicadores favorables de sensibilidad y especificidad, fue obtenido por un colectivo de investigadores de esa entidad, según refirieron reportes de medios de prensa del archipiélago.

El sistema tiene la ventaja de poder aplicarse en pesquisajes masivos del COVID-19, unido a los resultados de otras pruebas de laboratorio, además de poder emprender estudios epidemiológicos dirigidos a conocer el grado de exposición al virus que ha tenido determinado grupo poblacional.

Actualmente hay 232 laboratorios con tecnología SUMA, distribuidos a lo largo y ancho del archipiélago.

El nuevo ensayo utiliza plasma, por tanto, requiere realizar una extracción de sangre. Demora alrededor de dos horas para obtener el resultado, y con cada placa se pueden estudiar decenas de personas de una sola vez, buscando la presencia de anticuerpos contra el nuevo coronavirus.

Adicionalmente, la ciencia cubana ha dado a conocer los resultados del uso del péptido CIGB-258 para la atención a pacientes con la enfermedad.

La mayoría de los ensayos clínicos terapéuticos utilizados en el mundo van dirigidos a frenar o modular la híper respuesta inflamatoria desencadenada por el COVID-19, y Cuba lo ha logrado exitosamente con el péptido CIGB-258, según ha declarado a la prensa el doctor Rafael Venegas Rodríguez, intensivista que estuvo más de 50 días laborando en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Militar Luis Díaz Soto, al Este de La Habana.

El día 30 de marzo empezaron a aplicar en los pacientes críticos el péptido CIGB- 258 (proteína con demostrada eficacia en la modulación de la respuesta inflamatoria, utilizada previamente en pacientes con enfermedades auto inmunes), a partir de un proyecto liderado por la Doctora en Ciencias María del Carmen Domínguez, del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.

Un total de 12 pacientes comenzaron la terapia en estado grave y 19 en estado crítico, y en el primer grupo la sobrevida fue del 92 por ciento, mientras que en el segundo fue del 73 por ciento.

Visto en su conjunto, la sobrevida para todos los enfermos, incluyendo los graves y críticos, fue de un 81 por ciento, resultados muy alentadores, sobre todo porque se ha descrito en reportes internacionales que la tasa de sobrevida de los pacientes con el COVID-19 en estado crítico no sobrepasa el 30 por ciento, de acuerdo con lo referido por Venegas Rodríguez.

La ciencia cubana también ha estado en la primera línea contra la pandemia. De sus primeros resultados se habla ahora, pero a futuro, cuando esta enfermedad se convierta en endémica, como presagian los especialistas, el papel desempeñado por los científicos en su contención hablará de una obra que perdurará para siempre.