PARÍS, Francia, 25 de mayo (AFP).- Brasil generaliza su uso y el presidente estadounidense, Donald Trump, dice tomarla todos los días, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) suspendió “temporalmente” los ensayos clínicos debido a que un nuevo estudio indica que aumenta los riesgos de muerte.
¿Qué se sabe de la cloroquina y la hidroxicloroquina, presentada por algunos como un tratamiento milagro contra la covid-19?
¿Qué es?
La cloroquina se prescribe desde hace varias décadas contra el paludismo, un parásito transmitido por el mosquito. Su derivado, mejor tolerado, la hidroxicloroquina (HCQ), se prescribe contra el lupus o la artritis reumatoide. Contra la covid-19 suele ser administrada la HCQ.
Estas moléculas, conocidas y poco costosas, han suscitado muchas esperanzas, sobre todo en África. Pero están lejos de ser las únicas en ser probadas. Más de 800 ensayos clínicos buscan evaluar decenas de tratamientos potenciales, según la revista médica The Lancet.
La hidroxicloroquina conoce, desde finales de febrero, una notoriedad inédita desde que el profesor Didier Raoult, del Instituto y Hospital Universitario de enfermedades infecciosas de Marsella, difundió un pequeño estudio chino, poco detallado, que afirmaba que el fosfato de cloroquina mostraba signos de eficacia en pacientes con SARS-Cov2.
La efervescencia en torno a la hidroxicloroquina se intensificó cuando Trump comenzó a tomarla diariamente, a título preventivo.
En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro está convencido de sus efectos, hasta el punto de que el ministerio de Salud recomendó el miércoles su uso para todos los pacientes levemente afectados.
Más allá del terreno político, la hidroxicloroquina se convirtió en un tema de debate público y político muy mediatizado, suscitando acalorados intercambios en los medios de comunicación y feroces embotellamientos en las redes sociales.