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RÍO DE JANEIRO, Brasil, 26 de mayo (AFP).- Los datos económicos del primer trimestre darán el viernes un indicio del abismo que se abre ante Brasil, donde la crisis sanitaria mundial, agravada por tensiones políticas, amenaza con provocar la peor recesión anual en por lo menos 120 años, coronando una nueva “década perdida”.

Las alarmas se multiplican desde marzo, cuando la pandemia del nuevo coronavirus empezó a hacer sentir sus efectos. La producción industrial se derrumbó un 9,1% respecto a febrero y el sector de servicios 6,9%. La producción de automóviles prácticamente cesó (-99%).

El Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Getúlio Vargas (Ibre/FGV) prevé una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) de 1% respecto al trimestre anterior y un crecimiento de 0,3% frente al mismo periodo de 2019.

Lo peor vendrá en el segundo trimestre, con una contracción del PIB de 9,6% en comparación con el primero y de 10,4% interanual, según esa proyección.

El gobierno apuesta por una recuperación a partir de junio y su última revisión prevé una caída del PIB de 4,7%, superior a la de 2015 (-3,5%) y 2016 (-3,3%).

El hundimiento, para el mercado, será de casi 6% y podría llegar, según ciertos analistas, a 10%.

Las peores caídas del PIB de Brasil desde inicios del siglo XX -periodo hasta el cual el instituto oficial de estadísticas IBGE remontó sus estimaciones- se produjeron en 1981 (-4,25%) y 1990 (-4,35%), en la llamada “década perdida” de América Latina, dominada por la crisis de la deuda.

Ruidos políticos

La incertidumbre se debe tanto a la pandemia como a la guerra de Bolsonaro con los demás poderes y en particular con los gobernadores que ordenaron medidas de confinamiento, a quienes acusa de arruinar la economía.

Las tensiones derribaron a dos ministros de la Salud en un mes y esa cartera sigue con un titular interino desde mediados de mayo. Brasil se ha convertido entre tanto en el segundo país con mayor número de infectados por la covid-19 y en el sexto en número de muertos, con más de 23.000 óbitos.

“Brasil tiene recursos para enfrentar la pandemia. Pocos países disponen de un sistema público de salud como el nuestro, aunque sea precario, así como de laboratorios públicos como Fiocruz y de bancos públicos. Pero los ruidos políticos y las contradicciones acaban provocando la ineficiencia de la maquinaria pública”, afirma André Perfeito, de la consultora Necton.