Internacional

Jorge Gómez Barata

La etapa de mayor virulencia en la confrontación política ([+-]1959-1962), fue la de mayor intensidad en los debates teóricos al interior de la Revolución Cubana. En aquella fecunda y peligrosa etapa, se venció la reacción interna y se enfrentó el anticomunismo, se promovieron las ideas marxistas, se definió el carácter socialista de la Revolución y se consumó la alianza con la Unión Soviética.

En un irrepetible contexto histórico se consolidó el antiimperialismo, se definió el papel de los intelectuales, se denunció la corriente sectaria, se polemizó acerca de cómo debería organizarse la economía socialista y se discutió en torno a la pertinencia del realismo socialista.

Pasado aquellos momentos, en Cuba se produjo un apagón teórico en el cual cesaron los debates y aunque hubo excepciones como la proyección del Departamento de Filosofía y la revista Pensamiento Crítico y la polémica en torno a los manuales soviéticos y otros asuntos, nunca se retomaron reflexiones mayores.

Después de que en 1975-76 el Primer Congreso del Partido y la Constitución de la República oficializaran el enfoque asimilado de la Unión Soviética, hubo un largo período en el cual prevalecieron con carácter hegemónico los contenidos importados de la URSS, especialmente en la filosofía, la economía política y el sistema de dirección de la economía.

Tan exitosa fue la labor de inculturación política y tan profundamente arraigaron en Cuba los conceptos del discurso teórico y la divulgación de la experiencia de la URSS, que ni siquiera la remisión del socialismo en Europa Oriental y el colapso de la Unión Soviética, debilitaron el credo instalado en la conciencia social cubana.

Aunque la debacle socialista tuvo profundos significados para los referentes teóricos y doctrinarios, las reflexiones y los debates fueron aplazados porque bajo la orientación de Fidel prevalecieron los llamados a la resistencia y a la preservación de las conquistas sociales. Así transcurrieron otros veinte años en los cuales, en términos de las ciencias sociales, prevaleció la inercia.

No obstante, algunas firmas elaboraron y difundieron en la red o vía correo electrónico, artículos más o menos atrevidos en los cuales escarbaban en las causas de la debacle soviética y sugerían que al estar homologadas con las de la URSS, las estructuras económicas y políticas cubanas, corrían el peligro de que aquellos desastres se repitieran en los escenarios nacionales.

En 2005 el señalamiento de Fidel acerca de que el socialismo podía ser “reversible”, incluso en Cuba y más tarde cuando en 2010 apuntó que el modelo cubano había dejado de ser funcional, se estimularon las búsquedas de argumentos conceptuales para respaldar el empeño de salvar al socialismo, no sólo por vía de la resistencia sino también del perfeccionamiento. Quienes asumieron esa tarea revolucionaria se sintieron respaldados por la certeza de Raúl acerca de que: “Cambiamos o nos hundimos” y por las reformas económicas impulsadas por él.

El pensamiento de Raúl y también de Díaz-Canel, favorable a la actualización del modelo económico, al perfeccionamiento de las instituciones estatales y al reforzamiento del papel del partido en la sociedad cubana y que están plasmados en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, en la Conceptualización del Modelo Socialista Cubano y en la Constitución de la República, estimularon reflexiones y debates conceptuales cuyos frutos están escritos y aprobados por las máximas jerarquías institucionales cubanas.

La idea de que, al pronunciarse por la aplicación de acuerdos adoptados por los Congreso VI y VII del Partido, favorables a la utilización de la propiedad privada y el establecimiento de pequeñas y medianas empresas, el presidente Díaz-Canel ha estado aconsejado por elementos neoliberales es un afiebrado desvarío.

El debate teórico e ideológico, incluso político, debe continuar y profundizarse para abarcar todas las áreas y asuntos, para con total libertad, de modo constructivo, exponer las ideas y para “pensar diferente”. Dentro de la Revolución cabe todo.