Internacional

Brasil firma un acuerdo para producir una vacuna china

WASHINGTON, EE.UU., 11 de junio (AFP/AP).- La vacuna experimental contra el COVID-19 creada por los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) y Moderna Inc., cofinanciada por el gobierno de Estados Unidos, entrará en la tercera y última fase de ensayos clínicos en julio con 30,000 voluntarios, anunció el jueves la compañía.

Se trata de la fase decisiva de los ensayos, que permitirá ver, en una gran muestra de personas sanas, si la vacuna es más efectiva que un placebo para prevenir la infección por el nuevo coronavirus.

Se concluyó el protocolo con la Agencia de Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y el ensayo se llevará a cabo en colaboración con los Institutos Nacionales de Salud (NIH).

Moderna está -junto con la Universidad de Oxford, que también lanzó un ensayo a gran escala con 10,000 voluntarios y espera los primeros resultados en septiembre- a la cabeza en la carrera mundial de vacunas.

El anuncio de la farmacéutica sugiere que esos estudios han avanzado lo suficiente para que la empresa y NIH se dispongan a dar el siguiente paso.

La compañía biotecnológica recibió 483 millones de dólares del gobierno de Estados Unidos.

Moderna realizó la prueba inicial a mediados de marzo con 45 voluntarios. La empresa dijo que incorporó 300 adultos jóvenes en la segunda etapa de pruebas y ha empezado a estudiar cómo reaccionan a la vacuna los adultos mayores. Estos estudios iniciales verifican los efectos secundarios y cómo responden los sistemas inmunitarios de las personas a distintas dosis. Pero solo la prueba clínica en gran escala por realizar puede demostrar si la vacuna es eficaz.

El 18 de mayo, anunció unos primeros resultados alentadores en un pequeño número de voluntarios (ocho), como parte de la primera fase de los ensayos clínicos.

La fase 2, que incluye 600 voluntarios, comenzó a fines de mayo. La vacunación se realiza en dos dosis separadas de 28 días. La mitad de los participantes recibe un placebo de forma aleatoria.

Si la dosis elegida para las pruebas (100 microgramos) demuestra ser efectiva, Moderna planea producir 500 millones de dosis por año y “posiblemente hasta 1,000 millones”.

La compañía es una de las cinco en las que la administración del presidente Donald Trump ha apostado en el contexto de su operación “Warp Speed” (a la velocidad de la luz), según el New York Times, junto con AstraZeneca (socio industrial de vacuna de Oxford), Johnson & Johnson, Merck y Pfizer.

El objetivo es fabricar 300 millones de dosis de vacunas para enero de 2021.

La tecnología de Moderna, basada en el ARN mensajero, nunca ha demostrado ser efectiva contra otros virus. Su objetivo es proporcionar al cuerpo la información genética necesaria para propiciar preventivamente la protección contra el coronavirus.

En otros laboratorios

En todo el mundo, una docena de posibles vacunas están en las etapas iniciales de las pruebas. El NIH prevé que varias de ellas iniciarán las pruebas finales en gran escala en los próximos meses. Una de ellas es la de la Universidad de Oxford.

No hay garantías de que alguna de ellas resulte eficaz.

Pero si todo va bien, “habrá la posibilidad de saber” para fines de año cuáles vacunas son eficaces, dijo el doctor John Mascola, director del centro de investigación de vacunas del NIH, a una reunión de la Academia Nacional de Medicina el miércoles.

Los gobiernos están acumulando cientos de millones de dosis de distintas vacunas potenciales para estar en condiciones de iniciar la vacunación apenas los científicos determinen cuáles de ellas son eficaces. En Estados Unidos, un programa llamado “Operation Warp Speed” aspira a contar con 300 millones de dosis para enero.

Acuerdo Brasil-China

El estado brasileño de Sao Paulo anunció este jueves la firma de un acuerdo con el laboratorio chino Sinovac Biotech para producir una vacuna contra el coronavirus, que se probará con 9,000 voluntarios a partir de julio.

El gobernador Joao Doria precisó durante una rueda de prensa que el Instituto Butantan, centro de investigación de referencia en Brasil, había firmado “un acuerdo de transferencia de tecnología” con Sinovac Biotech.

“Los estudios muestran que esa vacuna podría ser distribuida de aquí a junio de 2021” si las pruebas son exitosas, explicó. “Ese acuerdo nos permitirá producirla a gran escala e inmunizar a millones de brasileños”.

La semana pasada, la Universidad del Estado de Sao Paulo (Unesp) anunció que otra vacuna, elaborada con la Universidad de Oxford, iba a ser probada a mediados de junio con 2.000 voluntarios brasileños.

Hace un mes, Sinovac Biotech, uno de los cuatro laboratorios chinos autorizados a realizar ensayos clínicos, se mostró dispuesto a producir 100 millones de dosis de vacuna al año con el nombre comercial “Coronavac”.

Doria aprovechó el anuncio, que calificó de “histórico”, para criticar sin citarlo al presidente brasileño Jair Bolsonaro, del que es uno de los mayores opositores.

“Hemos tenido que superar los desacuerdos de Brasil con China, otros países y organismos como la OMS”, declaró, en referencia a las críticas de varios ministros hacia el gigante asiático.