Alfredo García
En torno a la noticia
Desde que la pandemia del coronavirus se extendió por el planeta con su letal ataque y los gobiernos comenzaron a tomar medidas para enfrentar la agresión del “enemigo invisible”, académicos y especialistas se vieron tentados a especular cómo sería el mundo después que la enfermedad fuera controlada. Algunos apostaban que volvería a ser como antes. Otros se inclinaban por radicales cambios económicos y sociales.
La analogía de la pandemia global con las dos guerras mundiales, sin bombardeos ni cañonazos pero con similares estragos: crecientes cifra de muertos y heridos (contagiados) en todos los países, la industria y el comercio paralizado, millones de desempleados y la mayoría de una atemorizada población refugiada en sus hogares, son daños económicos y sociales similares de los dos conflictos bélicos.
Aun cuando el desarrollo de la ciencia ofrece la esperanza cierta para el descubrimiento de una vacuna que logre controlar el virus, algo que no se vislumbra a corto plazo, muchas de las medidas sanitarias, tecnológicas, trabajo en casa, clases en línea, sana distancia, mayor higiene y solidaridad humana, que los organismos internacionales, gobiernos y el sector empresarial han estado tomando para regresar a una “nueva normalidad”, es de esperarse permanezcan con nosotros para beneficio de todos.
En esa dirección fue lanzada el pasado 11 de mayo la Internacional Progresista, IP, una iniciativa política-social bajo la premisa: “Nunca la solidaridad había sido tan necesaria y tan ausente”. The Sanders Institute, SI, y Democracy in Europe Movement 2025, DiEM25, anunciaron recientemente su creación para “Fomentar la unión, coordinación y movilización de activistas, asociaciones, sindicatos, movimientos sociales y partidos, en defensa de la democracia, la solidaridad, la igualdad y la sostenibilidad”.
El DiEM25, es un movimiento político fundado el 9 de febrero de 2016 en Berlín, Alemania, por el exministro de economía griego, Yanis Varoufakis, con el objetivo de “democratizar las instituciones europeas desde la izquierda”. The Sanders Institute, creado en Estados Unidos por Jane Sanders, esposa del senador demócrata, Bernie Sanders, demanda: “La formación de un frente común ante el avance del autoritarismo”. Sus organizadores sostienen que la crisis sanitaria y económica derivada de la pandemia, ha revelado la necesidad de que todos los actores progresistas “remen juntos para defender la asistencia médica universal, la protección de los derechos laborales y la cooperación internacional”.
La IP cuenta con un Consejo formado por más de 40 asesores, entre los que destacan políticos, escritores y activistas como, Noam Chomsky, Katrín Jakobsdóttir, primera ministra islandesa, Elizabeth Gómez Alcorta, ministra argentina de Mujeres, Género y Diversidad, Rafael Correa, expresidente ecuatoriano, Celso Amorim, exministro brasileño de Exteriores, y Gael García Bernal, actor mexicano, entre otros.
La IP aboga por un “Mundo democrático, igualitario, solidario, ecologista, pacífico, poscapitalista, próspero y plural”. La plataforma contará con una Secretaría encargada de organizar acciones de alcance global, con desarrolladores web, traductores, diseñadores gráficos y coordinadores. La IP pretende actuar en tres planos: fomentar la movilización social, estimular la reflexión intelectual y promover la difusión de nuevas ideas progresistas, a través de una red de medios de comunicación en todos los países.
Las nefastas consecuencias económicas y sociales de las dos guerras mundiales, influyeron en cambios positivos en todos los países. Frente a un “enemigo común” y las desigualdades de los sistemas económicos y sociales agravados con la pandemia, crece la cooperación internacional y el humanismo, dos pilares para un mundo mejor.