Hassan Diab, primer ministro del Líbano, anunció la renuncia del gobierno, seis días después de la explosión en el puerto de Beirut que ha causado al menos la muerte de 160 personas y más de 6 mil heridos.
"Anuncio hoy la renuncia de este gobierno", indicó Diab en un mensaje a la nación en el que habló de la lucha contra los corruptos y la necesidad de tener un Ejecutivo de salvación nacional.
El martes 4 de agosto, una fuerte explosión sacudió a Beirut, la capital de Líbano, lo que acrecentó la crisis social y económica en ese país originada por la pandemia.
De acuerdo a las primeras investigaciones, en el puerto había un almacén en donde se guardaban juegos pirotécnicos y un presunto cargamento de nitrato de amonio que llevaba en el ligar varios años, hasta la explosión del martes 4 de agosto.
La explosión dejó sin hogar a cerca de 200 mil habitantes de la capital, lo que incrementó la presión social en contra del gobierno de Hassan Diab.
El momento representa el dilema político que vive Líbano. Desde octubre, ha habido enormes manifestaciones para exigir la salida de todo el liderazgo basado en sectarismo por la arraigada corrupción, incompetencia y mala administración.
Sin embargo, la oligarquía gobernante se ha mantenido en el poder durante tanto tiempo — desde que terminó la guerra civil en 1990 — que es difícil encontrar una figura política creíble sin vínculos con ellos.
Aunque la renuncia de Diab parecía inevitable tras la catástrofe, parecía poco dispuesto a salirse y hace tan sólo dos días dio un discurso televisado en el cual ofrecía quedarse durante dos meses para permitir que varias facciones llegaran a acuerdos para las reformas. Sin embargo, la presión al interior de su gabinete pareció ser demasiada.
Con información de Reuters y AP