A pesar de que en muchas partes del mundo se ha hablado de que el dióxido de cloro no cura el COVID-19 y provoca graves daños en la salud, el miércoles pasado el Parlamento de Bolivia aprobó una ley que apoya al dióxido de cloro como tratamiento para el coronavirus.
Aunque el Gobierno interino del país persigue penalmente su uso por los riesgos que conlleva para la salud, se dio a conocer la ley que regulará su uso de forma excepcional para enfermos del nuevo coronavirus, misma que fue remitida al Ejecutivo transitorio para su promulgación.
Por tanto, la aprobación choca con las advertencias del Ejecutivo transitorio para que no se use dióxido de cloro como remedio ante la COVID-19 por los riesgos para la salud, advertidos por organismos sanitarios internacionales y de varios países en distintos continentes, por efectos nocivos como la destrucción de tejidos en los sistemas respiratorio, gastrointestinal, hepático y renal.
La elaboración del producto corresponderá a laboratorios autorizados y su envase debe informar de la dosis y las precauciones con que debe tomarse, para su comercialización en farmacias y clínicas autorizadas pero sin necesidad de receta médica, de acuerdo a esta norma.
De forma excepcional, la ley prever liberar de aranceles la importación del producto, cuyo "uso alternativo" está previsto "mientras exista riesgo de contagio de coronavirus", según el MAS, que espera que la norma acabe con un "mercado negro" de este químico en el país.
A pesar de que las autoridades sanitarias anunciaron procesos penales, el producto se vende en farmacias del país con una notable demanda.
Respecto a este producto milagro en México, científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México aseguraron que tomar dióxido de cloro provoca efectos adversos a la salud, y que en vez de prevenir del contagio a quien lo consume, lo puede hacer más propenso a enfermar, debido a baja las defensas de sistema inmunológico que produce.
Entre los efectos secundarios que puede ocasionar son: cambios en la actividad eléctrica del corazón, baja de presión arterial, insuficiencia hepática aguda, vómitos y diarreas severas.
El dióxido de cloro es un gas inestable y lo que venden es una solución de clorito de sodio con un ácido; su uso se basa en ivestigaciones de 1980. A continuación te compartimos un video con más información al respecto.
Con información de EFE.
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