Beijing vive este lunes la tormenta más grande que ha sufrido en los últimos diez años y que ocasionó la cancelación de 350 vuelos el aeropuerto chino, además de complicar aún más la contaminación.
La tormenta de arena procedente del desierto de Gobi redujo la visibilidad en varios kilómetros. Son comunes en primavera en el norte de China, sin embargo, los capitalinos no habían tenido un cielo tan cargado en una década.
El ayuntamiento de Beijing, una ciudad con 20 millones de habitantes, suspendió todas las actividades deportivas en el exterior en los centros escolares y aconsejó a las personas que padezcan problemas respiratorios quedarse en casa.
"Recuerdo que las tormentas de arena de hace diez años desaparecían al cabo de una hora. Pero mucho me temo que esta no se vaya antes de que acabe el día", declaró Pan Xiaochuan, un experto en salud medioambiental de la capital.
La calidad del aire era "peligrosa", según el portal especializado aqicn.org. A primera hora de la mañana, el nivel de partículas PM10 era casi 20 veces superior al recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El de las partículas PM2,5 -aún más nocivas- rebasó 560, un nivel pocas veces alcanzado en la ciudad en los últimos años.
Con información de AFP
CI