Amplia indignación ha causado en las redes sociales la noticia de que Ayesha Basharat, una enfermera de 23 años, le robó la tarjeta de crédito de una paciente de COVID-19 que acababa de morir en el Hospital Heartlands, de la ciudad de Birmingham, en Inglaterra.
El hecho ocurrió el pasado 24 de enero y quedó grabado por las cámaras de seguridad del hospital. La enfermera habría utilizado la tarjeta bancaria para realizar seis compras de aproximadamente un euro cada una, en la máquina expendedora de su trabajo el mismo día en que murió la paciente.
De acuerdo con la policía local, la mujer gastó aproximadamente mil pesos chilenos. Sin embargo, fue detenida por las autoridades correspondientes, luego que los familiares de la víctima denunciaran ante el banco los desfalcos.
La joven reconoció sus acciones pero afirmó que la encontró y la confundió con su propia tarjeta, aunque estas eran de diferentes colores. Por ello, las autoridades acusaron que ella ignoró las reglas del hospital sobre la pérdida de propiedad de los pacientes.
Al ser detenida por las autoridades, fue acreedora a dos condenas de cárcel de cinco meses. “Esto fue un abuso de confianza abominable y angustioso para la familia de la víctima”, dice Andrew Snowdon, oficial investigador del Departamento de Investigación Criminal de Inglaterra.
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AR