A dos semanas de la segunda vuelta de las presidenciales en Brasil, los ataques entre el progresista Luiz Inácio Lula da Silva y el ultraderechista Jair Bolsonaro se intensificaron en las campañas, que centradas en Dios y la corrupción buscan sumar votos mediante un juego en el que "todo vale".
"¡La iglesia no es una palanca" política!, espetó Lula en un mitin en Río de Janeiro esta semana; "Lula va a regresar a la prisión", afirmó Bolsonaro en la ciudad de Recife horas después.
"Ateo", "miliciano", "genocida", "diablo" y "expresidiario" son insultos frecuentes estos días entre los dos candidatos que aspiran llegar al principal cargo del gigante suramericano, en una carrera donde aniquilar al contendor parece ser la consigna por la estrecha diferencia en las encuestas electorales.
El último sondeo, divulgado el viernes por la firma Datafolha -la de mayor confianza en el país-, prácticamente refleja lo expresado por los brasileños en las urnas dos semanas atrás: el exsindicalista cuenta con un 49 % de las intenciones de voto mientras Bolsonaro tiene un 44 %.
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AN