Un tren de pasajeros que circulaba por el este de Irán chocó contra una excavadora y casi la mitad de sus vagones descarrilaron en la madrugada del miércoles, en el que se reportan que al menos 22 personas fallecieron y otras 87 están heridas, según revelaron las autoridades locales, quienes continúan investigando la situación.
El incidente, ocurrido de la ciudad desértica de Tabas, es el último desastre que golpea a la República Islámica en las últimas semanas, en un momento en que Teherán lucha contra las sanciones de Estados Unidos y la vuelta al pacto nuclear internacional parece incierta.
El tren, operado por la empresa estatal Ferrocarriles de la República Islámica y que llevaba unas 350 personas a bordo, cubría la ruta entre Tabas, que está a unos 550 kilómetros al sureste de la capital, Teherán, y Yazd, en el centro del país. Impactó contra la excavadora en un paso subterráneo en una zona rural, lo que hizo que los vagones y los pasajeros saltasen por los aires.
Autoridades detienen a seis presuntos responsables de la volcadura
El miércoles por la noche, las autoridades ordenaron el arresto de seis personas presuntamente involucradas en causar el accidente, aunque no dieron a conocer más información sobre por qué eran sospechosos.
“Los pasajeros botaban en el vagón como pelotas en el aire”, afirmó un pasajero no fue identificado en declaraciones a la televisora estatal. La agencia noticiosa estatal IRNA hizo pública la cifra de fallecidos citando a funcionarios de los servicios de emergencias.
Equipos de rescatistas con ambulancias y helicópteros se desplazaron hasta la remota zona, donde las comunicaciones son malas. Más de una docena de personas estaban en estado crítico y algunas fueron trasladadas a hospitales locales, indicaron las autoridades.
Imágenes aéreas del lugar del desastre mostraron vagones tumbados sobre su costado y a algunos rescatistas corriendo hacia ellos mientras trataban de atender a los heridos. La televisora estatal emitió más tarde imágenes de un hospital donde los heridos recibían tratamiento.
Uno de ellos contó que sintió que el tren frenaba de forma repentina y después ralentizaba su marcha antes de descarrilar a unos 50 kilómetros de Tabas.
Con información de AP
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JAL