Este domingo se realizó en Chile una votación para una propuesta de una nueva Constitución.
Se trató de la segunda votación al respecto en los últimos 15 meses.
Pero con cerca del 100 por ciento de votos escrutados, los chilenos rechazaron en un 55.7 por ciento la propuesta, con lo que se mantiene la actual Carta Magna, heredada de la dictadura militar (1973-1990) y ampliamente reformada en los años posteriores.
La opción de aprobar el nuevo texto, redactado por un Consejo Constitucional en el que la derecha y la ultraderecha tenían mayoría, obtuvo el 44.2 por ciento de los votos.
El resultado adverso en la votación cierra al menos durante la presidencia de Gabriel Boric el debate constitucional, porque el mandatario progresista ya había declarado que no impulsaría un tercer proceso constituyente.
El partido conservador Unión Demócrata Independiente (UDI), que hizo campaña a favor de la nueva propuesta, fue el primero en salir a reconocer los resultados y su líder, Javier Macaya, dijo que la población chilena "no quiere cambios constitucionales ni tampoco refundaciones".
"A ver si después de dos procesos fallidos se consolida en Chile la necesidad de llegar a acuerdos porque finalmente el primer proyecto (rechazado) era de la izquierda y el segundo de la derecha", afirmó por su parte el presidente de la Democracia Cristina, Alberto Undurraga (centro).
Este segundo intento por tener una Carta Magna que sustituya a la que instauró en 1980 la dictadura de Augusto Pinochet arrancó en septiembre de 2022, cuando una contundente mayoría rechazó en otro plebiscito un proyecto escrito por una convención de mayoría izquierdista que proponía un profundo cambio en el modelo de país.
La opción de rechazar la propuesta constitucional se impuso en la mayoría de las dieciséis regiones del país, especialmente en la capital, Valparaíso (centro) y la norteña Antofagasta.
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