El 11 de junio de 1962, es decir, hace 61 años los prisioneros Frank Lee Morris, Clarence Anglin y su hermano Jhon Anglin lograron escapar de la cárcel federal de máxima seguridad, supuestamente a prueba de fugas. Menos de un año después, la emblemática cárcel cerró sus puertas.
Un guardia de la prisión, al realizar el recuento rutinario de celdas, se dio cuenta de que tres reclusos parecían seguir durmiendo, y fue cuando se dio cuenta de que no eran los reos sino cabezas falsas. Se dio a conocer al director de la prisión quien informó de los hechos a las autoridades estatales y federales y al ejército americano. La persecución acababa de empezar.
Los guardias descubrieron las aberturas de las rejillas en las paredes traseras de hormigón de las celdas de los tres desaparecidos, de 20 cm de grosor; habían sido agrandadas usando cucharas robadas del comedor. Los presos fugados también crearon rejillas falsas con papel maché extraído de las revistas de la biblioteca de la cárcel, para ocultar las zonas de excavación mientras realizaban las obras.
Morris y los hermanos Anglin salieron por medo de un corredor y subieron por la pared trasera del bloque de celdas, utilizando tuberías de fontanería como escalones, hasta el techo del bloque de celdas. Después, subieron al tejado del edificio para utilizar una gran tubería exterior y deslizarse 15 metros hasta el suelo. Después, cortaron el alambre de espino de la parte superior de la valla perimetral y descendieron por un empinado terraplén hasta la orilla del agua. El resto del recorrido que realizaron los presos se desconoce.
Una carta escrita supuestamente por John Anglin indica que su hermano Clarence murió en 2008 y Morris en 2005; sin embargo, al no estar convencidos de la veracidad de la misiva, los tres fugitivos permanecen en la lista de los más buscados con imágenes de lo que puede ser su aspecto actual.
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LV