Este martes, a través de un comunicado de Fiscalía General de Kenia, se dio la orden de que un grupo de 95 personas sean acusadas de cometer delitos donde se vieron involucrados más de 400 feligreses.
El caso se dio a mediados del año pasado, cuando el líder de una secta, Paul Mackenzie, quien animaba a feligreses a “encontrar a Jesucristo” mediante el ayuno extremo. El pastor y fundador de la 'Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas' realizaba retiros espirituales en el bosque Shakahola, al Sur del país, así como también predicaciones extremas.
El 13 de abril, la policía de Kenia recibió un aviso sobre un posible crimen en una zona boscosa remota del sudeste del país. Cuando se acercaron encontraron a quince personas raquíticas: tanto, que cuatro murieron antes de llegar al hospital.
El pastor fue arrestado por primera vez por "radicalización", por haber promovido la no escolarización de los niños, afirmando que la educación no estaba reconocida por la Biblia.
Los feligreses que sobrevivieron informaron a los investigadores que el pastor les dio instrucciones de que ayunaran hasta morir antes de que el mundo acabe para que pudieran conocer a Jesús.
Las autopsias a los cadáveres encontrados en fosas dieron a la luz que gran parte de las víctimas murieron de hambre, mientras otros, incluyendo niños, habrían sido estrangulados, golpeados o asfixiados.
Los detenidos, que ya habían sido presentados ante el Ministerio público, fueron acusados también de "homicidio involuntario", "participar en actividades delictivas organizadas", "radicalización", "agresión que causa daño corporal" o "infligir el derecho a la educación de un menor", entre otros.
Desde ese caso, el Gobierno de Kenia ha planteado la necesidad de establecer mayores controles sobre denominaciones religiosas, en un país con una historia de pastores autoproclamados, como Paul Mackenzie, quien había sido taxista.
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LV