Este martes, el grupo militante islámico Hezbolá anunció que el jeque Naim Qassem asumirá el liderazgo de la organización, reemplazando a Hassan Nasrallah, quien falleció el pasado mes de septiembre durante un bombardeo israelí en el sur de Líbano, donde Hezbolá mantiene bases operativas.
Naim Qassem, quien se desempeñaba como vicesecretario general de Hezbolá, es un veterano dentro de la organización. Con más de 30 años en el grupo, ha sido una figura influyente y, en semanas recientes, ha sido uno de los rostros más visibles en medio de la escalada de enfrentamientos con Israel.
Durante sus discursos, Qassem ha reafirmado el compromiso de Hezbolá de continuar la lucha contra Israel en “solidaridad con los palestinos” y frente a las ofensivas israelíes en Gaza y el sur del Líbano.
Desde septiembre, las operaciones militares de Israel en Líbano han afectado varias zonas estratégicas de Hezbolá, causando un saldo mortal significativo y afectando la infraestructura del grupo. La reciente ofensiva israelí ha resultado en la destrucción de decenas de instalaciones y la pérdida de más de mil vidas en el Líbano, principalmente en el sur del país.
La muerte de Nasrallah el 27 de septiembre marcó un momento crítico para Hezbolá. Naim Qassem, quien estuvo vinculado desde joven al activismo chiita en el Líbano y ayudó a fundar Hezbolá en 1982, es visto como una figura con una perspectiva política similar a la de Nasrallah.
A diferencia de su predecesor, que portaba un turbante negro para denotar su linaje del profeta Mahoma, Qassem lleva un turbante blanco, aunque su papel en la organización ha sido igualmente estratégico y clave para la consolidación de Hezbolá como fuerza política y militar en la región.
El contexto de esta sucesión es complejo, pues Hezbolá enfrenta una serie de desafíos luego de que Israel atacara sus dispositivos de comunicación y ejecutara bombardeos que afectaron a altos miembros de su cúpula. Pese a que la organización mantiene una estructura operativa significativa y un arsenal importante, los analistas sugieren que el grupo debe considerar la posibilidad de evitar una confrontación directa con Israel que pueda intensificar las represalias en su contra en el sur del Líbano y agravar las tensiones en la región del Medio Oriente.
Con este nombramiento, Hezbolá busca reafirmar su presencia en un momento crucial para el movimiento, mientras Qassem hereda el liderazgo en medio de uno de los periodos de mayor hostilidad y presión para la organización desde su fundación.
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