Un sismo de magnitud 7.3 golpeó este martes las costas de Vanuatu, causando daños generalizados en la infraestructura y dejando al menos un muerto confirmado, además de varios heridos. El epicentro se localizó a 30 kilómetros al oeste de Port Vila, la capital, con una profundidad de 57 kilómetros.
Daños generalizados y colapso de comunicaciones
El terremoto ocurrió poco antes de la 1:00 p.m., seguido de una réplica de magnitud 5.5. En Port Vila, edificios colapsaron y se registraron deslizamientos de tierra, bloqueando carreteras y dañando instalaciones clave, incluido el aeropuerto.
Dan McGarry, periodista local, reportó que el personal médico estaba desbordado en el Hospital Central de Vila, donde atendían a los heridos en un centro de triaje improvisado. Imágenes en redes sociales mostraron edificios con ventanas combadas, paredes dañadas y estantes volcados en comercios.
Un edificio diplomático que alberga embajadas de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Nueva Zelanda sufrió daños considerables, aunque no se reportaron víctimas entre el personal. La embajada estadounidense permanece cerrada hasta nuevo aviso.
Impacto en la vida diaria y alertas preventivas
El Departamento de Riesgos Geológicos de Vanuatu informó que sus sistemas de monitoreo quedaron fuera de servicio debido a cortes de energía. Aunque la alerta de tsunami fue levantada dos horas después del sismo, las autoridades instaron a la población a mantenerse alejada de las costas por precaución.
Los vuelos desde y hacia Vanuatu fueron cancelados, afectando las operaciones en el aeropuerto internacional. Deslizamientos de tierra en la terminal de carga complicarán las tareas de recuperación, según McGarry.
Respuestas internacionales y asistencia humanitaria
Australia y Nueva Zelanda ofrecieron asistencia humanitaria inmediata. Penny Wong, ministra de Relaciones Exteriores de Australia, confirmó el apoyo logístico necesario, mientras que Nueva Zelanda expresó su preocupación por los ciudadanos registrados en la isla.
Vanuatu, una nación insular acostumbrada a desastres naturales por su ubicación en el Anillo de Fuego del Pacífico, enfrenta ahora una nueva crisis que pone a prueba su resiliencia.
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