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Iceberg A23a, el más grande y antiguo del mundo, flota a la deriva en el océano Antártico

El iceberg A23a, el más grande y antiguo del mundo, con 3,600 km², se desplaza en el océano Antártico tras décadas de estar estancado.
El iceberg A23a ahora se encuentra a la deriva en el océano Austral
El iceberg A23a ahora se encuentra a la deriva en el océano Austral / Especial

La organización británica British Antarctic Survey (BAS) informó que el iceberg más grande y antiguo del mundo, conocido como A23a, ha comenzado a desplazarse por el océano Antártico tras un largo periodo de estancamiento cerca de las Islas Orcadas del Sur.

Características del A23a

El iceberg A23a tiene un grosor de 400 metros, pesa aproximadamente mil millones de toneladas y cuenta con una superficie de 3 mil 600 kilómetros cuadrados, equivalente al doble del área metropolitana de Londres.

Se desprendió de la plataforma de hielo antártica Eichner en 1986, cuando un iceberg más grande se fragmentó en tres partes. Desde entonces, el A23a ha sido monitoreado por investigadores.

Trayectoria y desintegración prevista

El A23a ahora se encuentra a la deriva en el océano Austral, siguiendo la corriente circumpolar antártica. Los expertos estiman que su ruta lo llevará hacia la isla subantártica de Georgia del Sur, donde las aguas más cálidas podrían fragmentarlo en icebergs más pequeños y, eventualmente, causar su derretimiento.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS)

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Andrew Meijers, oceanógrafo del BAS, destacó el interés científico en el movimiento del iceberg:

"Es emocionante ver que el A23a se mueve de nuevo después de períodos en los que estuvo estancado. Nos interesa ver si seguirá la misma ruta que otros grandes icebergs que se han desprendido de la Antártida y, lo que es más importante, qué impacto tendrá esto en el ecosistema local".

Impacto ambiental

El desplazamiento de grandes icebergs como el A23a puede tener efectos significativos en el ecosistema local. A medida que se derriten, liberan agua dulce y nutrientes en el océano, lo que podría alterar el hábitat de especies marinas y afectar cadenas alimenticias en la región.

El seguimiento de este iceberg brinda a los científicos la oportunidad de comprender mejor los procesos relacionados con el cambio climático y su influencia en el entorno polar. El movimiento del A23a marca un nuevo capítulo en el monitoreo de estas gigantescas masas de hielo, cuya interacción con el medio ambiente tiene implicaciones globales.

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