En un giro histórico hacia la liberalización de las políticas sobre drogas, Alemania marca el comienzo de una nueva era al autorizar, desde el primer día de abril de 2024, el uso recreativo de cannabis.
Esta decisión coloca a Alemania en el mapa como uno de los países más liberales de Europa en cuanto a la gestión del cannabis, al lado de Malta y Luxemburgo.
Este cambio legislativo se produce a pesar de la firme oposición de sectores conservadores y grupos médicos, quienes han expresado su preocupación por los posibles efectos adversos en los jóvenes.
Con la entrada en vigor de esta ley, se permite a los ciudadanos mayores de 18 años portar hasta 25 gramos de marihuana en lugares públicos, cultivar hasta 50 gramos y mantener hasta tres plantas por adulto en sus residencias.
La noche anterior a la implementación de la ley, Berlín fue testigo de cómo aproximadamente mil 500 personas se congregaron ante la icónica Puerta de Brandeburgo para celebrar este hito, compartiendo su entusiasmo y libertad recién adquiridos.
El ministro de Salud, Karl Lauterbach, destacó en X la importancia de este paso adelante, señalando que el desplazamiento del cannabis fuera de la esfera tabú contribuirá significativamente al apoyo real a los adictos, a la prevención en jóvenes y al combate contra el narcotráfico.
“Es mejor para una verdadera ayuda a los toxicómanos, para la prevención en los jóvenes y para la lucha contra el mercado negro”, declaró Lauterbach, enfatizando el enfoque progresista del gobierno hacia el manejo de esta sustancia.
Sin embargo, los consumidores ansiosos tendrán que esperar aún tres meses antes de poder adquirir marihuana legalmente a través de "clubes sociales de cannabis".
Estos clubes, según la nueva legislación, podrán acoger hasta 500 miembros cada uno y distribuir hasta 50 gramos de cannabis mensuales por persona.
Esta reforma legislativa es un componente clave de la estrategia del gobierno del canciller socialdemócrata Olaf Scholz, en colaboración con los partidos liberales y ecologistas, para contrarrestar más eficazmente el tráfico ilegal de drogas.
Además, el gobierno ha prometido lanzar una campaña informativa sobre los riesgos del consumo de cannabis, reafirmando la prohibición de su uso para menores de 18 años y en proximidades menores a 100 metros de escuelas, guarderías y parques infantiles.
Con estas medidas, Alemania se embarca en un experimento social y político significativo, buscando equilibrar la libertad individual con la protección de la salud pública y la seguridad.
La nación se adentra en un territorio desconocido, con la esperanza de establecer un modelo a seguir en la regulación del cannabis que otros países puedan considerar.
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