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En una ceremonia única celebrada el 6 de julio en el hotel 1907 Villa Gijón, España, tres mujeres asturianas se casaron consigo mismas en un acto de amor propio y autocompromiso.

El pasado 6 de julio, el hotel 1907 Villa Gijón, España fue el escenario de una celebración inusual pero profundamente significativa: tres mujeres decidieron comprometerse con ellas mismas en ceremonias que, aunque respetaron ciertos convencionalismos de bodas tradicionales, rompieron con el esquema al no contar con la presencia de novios. El evento, que tuvo lugar al mediodía, incluyó unos 40 invitados, un menú sencillo, un baile inaugural, DJ y el lanzamiento del ramo, pero su esencia fue única.

Cada una de las protagonistas realizó lo que se conoce como sologamia, una práctica en la que se comprometen a amarse a sí mismas y a priorizar su bienestar personal. Vanessa García, una de las participantes y residente de Oviedo, explicó que, aunque mucha gente afirma quererse a sí misma, no siempre lo demuestra con sus actos. “La sologamia busca afianzar el autocuidado y el respeto a la individualidad, algo que a menudo se pasa por alto”, comentó García. Ella y las otras mujeres involucradas querían hacer tangible su compromiso personal de una manera simbólica y significativa, lo cual les ofreció una nueva perspectiva sobre el amor propio.

Vanessa García, inspirada por Teresa Astay, eligió la sologamia para reafirmar su compromiso personal y respeto a su individualidad.

Vanessa García, inspirada por Teresa Astay, eligió la sologamia para reafirmar su compromiso personal y respeto a su individualidad. / Especial

García, de 37 años y pintora de profesión, descubrió esta práctica gracias a Teresa Astay, quien ya había celebrado su propio matrimonio consigo misma hace cinco años. Durante una excursión, Astay compartió su experiencia, lo que inspiró a García y a las otras mujeres a seguir su ejemplo. Aunque la sologamia carece de valor legal, para ellas lo importante es el sentimiento y la simbología del acto, que representa un “antes y después” en sus vidas. El anillo que se colocaron no solo es un símbolo de su compromiso personal, sino también un recordatorio constante de su auto-amor y cuidado.

Las participantes destacaron que esta forma de matrimonio no pretende reemplazar el amor romántico, sino complementarlo. Se trata de un acto de auto-cuidado que permite a cada mujer estar mejor consigo misma y, por ende, con los demás. Recalcaron que no hay nada de malo en priorizarse a uno mismo y que, si en el futuro tienen una pareja, volverían a celebrar su compromiso personal porque creen que celebrar el amor, en todas sus formas, siempre es algo positivo y enriquecedor.

JGH

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