Mark Carney se convirtió este viernes en el vigésimo cuarto primer ministro de Canadá, tomando las riendas del país tras la renuncia de Justin Trudeau.
En una ceremonia llevada a cabo en Ottawa, presidida por la gobernadora general Mary Simon —quien ejerce las funciones de jefa de Estado en representación de la Corona británica—, Carney juró el cargo junto con los miembros de su nuevo gabinete, que retiene a varios de los ministros del gobierno saliente.
Con un perfil que combina economía y política, Carney llega a la oficina del primer ministro avalado por su desempeño al frente del Banco de Canadá (2008-2013) y del Banco de Inglaterra (2013-2020).
Precisamente, su reputación en el manejo financiero figura como uno de sus principales activos para liderar el país en un momento marcado por desafíos tanto internos como externos, incluidos los roces recientes con la administración estadounidense de Donald Trump.

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En un mensaje compartido en la red social X, el nuevo jefe de Gobierno afirmó: “Hoy creamos un gobierno adaptado a la situación. Los canadienses esperan que actuemos, y eso es lo que nuestro equipo va a hacer.”
Para ello, Carney enfatizó la creación de un gabinete más pequeño, pero con experiencia, que busque rapidez en la toma de decisiones y, sobre todo, que garantice la estabilidad de la economía canadiense.
Tras la dimisión formal de Justin Trudeau, quien estuvo al frente del país por más de nueve años, Carney enfrenta la posibilidad de convocar elecciones anticipadas. El Partido Liberal, ahora liderado por Carney, gobierna en minoría en la Cámara Baja, lo que le obliga a considerar la viabilidad de un adelanto electoral antes de que el resto de fuerzas opositoras puedan impulsar una moción de censura.
Las elecciones generales están programadas para octubre de este año, pero el nuevo mandatario podría optar por una disolución parlamentaria inmediata a fin de obtener un mandato más sólido y legitimar su gestión.
En medio de este escenario, Carney se presenta como el líder que busca proteger la soberanía y la economía canadienses, reforzar las alianzas internacionales y responder con determinación a los retos actuales. Con su experiencia en la banca central, el primer ministro promete una estrategia dinámica y enfocada en asegurar la estabilidad financiera y el bienestar de los canadienses.
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