CIUDAD DE MÉXICO, 22 de octubre (SinEmbargo).- El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que ya alertó a la patrulla Fronteriza y a su Ejército ante el avance por México de la Caravana Hondureña a la que calificó como “una emergencia nacional”. Dijo que es “lamentable” que la policía y el Ejército mexicano no puedan detener a los migrantes.
Dijo que hay “desconocidos de Medio Oriente” y criminales mezclados en la caravana. Trump escribió:
“Lamentable, parece que la Policía y el Ejército mexicanos son incapaces de detener la Caravana que se dirige a la frontera sur de Estados Unidos. Se mezclan criminales y desconocidos de Medio Oriente. He alertado a la patrulla fronteriza y al Ejército que se trata de una Emergencia nacional. ¡Hay que cambiar las leyes!”.
En su segundo tuit, Trump se dirigió a sus ciudadanos y dijo que “cada vez que vean una caravana, o personas que vengan ilegalmente, o que intenten venir ilegalmente a nuestro país, piensen y culpen a los demócratas por no darnos los votos para cambiar nuestras patéticas leyes migratorias”.
En un tercer tuit, Trump aseguró que Guatemala, Honduras y el Salvador “no pudieron hacer el trabajo de detener a la gente de salir de su país y de venir ilegalmente a los Estados Unidos” e indicó que su Gobierno comenzará a cortar, o a reducir sustancialmente, la ayuda que se les ha dado.
La Caravana Hondureña pasó la noche en Tapachula, Chiapas, tras una larga jornada de unas siete horas en las que recorrieron los 40 kilómetros que separan a este municipio de Ciudad Hidalgo, en la frontera con la guatemalteca Tecún Umán.
En declaraciones a periodistas en la Casa Blanca antes de volar a Texas, donde iba a hablar en un mitin político, Trump volvió sobre el tema tras varios tuits matinales.
“Tomen su cámara, métanse en el medio y busquen”, dijo. “Van a encontrar a la MS-13, van a encontrar a los de Medio Oriente, van a encontrar de todo. Y adivinen qué, no los permitimos en nuestro país. Queremos seguridad, queremos seguridad”, subrayó.
“He visto informes y hay de todo un poco en este grupo de migrantes”, dijo.
También reiteró que estaba listo para cortar la ayuda a los países centroamericanos, de donde son oriundos muchos de los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos.
“Les damos cientos de millones de dólares. No hacen nada por nosotros... Pueden hacer un trabajo mucho mejor”, dijo, criticando a Guatemala, Honduras y El Salvador por no evitar que sus ciudadanos emprendan rumbo al norte.
Trump suele retratar a los inmigrantes ilegales como criminales peligrosos que representan una amenaza para Estados Unidos.
Desde la campaña electoral prometió prohibir totalmente el ingreso de musulmanes a Estados Unidos, argumentando que suponen un riesgo de terrorismo. Su administración finalmente excluyó a viajeros de cinco naciones principalmente musulmanas, además de Corea del Norte y Venezuela.
Migrantes a la intemperie
Las organizaciones humanitarias han advertido del especial riesgo que corren los niños que se embarcan en caravanas como la que ha partido desde Honduras rumbo a Estados Unidos, especialmente después de que miles de personas hayan quedado a la intemperie en México por falta de capacidad de los albergues o miedo a ser detenidos.
Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), hasta el día 20 se habían registrado 7 mil 233 personas para acceder a las instancias de atención a migrantes del Gobierno de México, tras entrar al país por el puente fronterizo Rodolfo Robles, vía legal que conecta con Guatemala. Dentro de este grupo figuran más de 2 mil niños y adolescentes.
Sin embargo, no hay datos sobre el número de personas que han cruzado el río Suchiate, aunque se estima que la cifra ronda entre las 2 mil y las 3 mil. Los migrantes que llegaron a través de esta ruta ilegal continuaron su camino hasta Tapachula, donde muchos de ellos han terminado durmiendo en el principal parque del municipio.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha asegurado que en la región de América Latina hay siete millones de niños migrantes o refugiados, a los que ha instado a brindar “protección” y “atención inmediata y prioritaria”. La agencia ha llamado a atajar las causas en el origen de estos flujos, pero una vez en ruta ha reclamado que se respeten los derechos de los menores.
Esta atención pasa por mantener a las familias unidas y por garantizar “alternativas” a la detención, así como por una protección especial frente a la trata de personas o la xenofobia. Para UNICEF, “es imperativo que los Estados permitan la libre entrada y el registro de los niños y niñas”, lo que pasa también por que ningún niño sea devuelto si está en riesgo su integridad.
La directora de Unicef para América Latina y el Caribe, María Cristina Perceval, ha subrayado que, “sin excepción”, los países “deben garantizar el bienestar físico y emocional de todo niño y toda niña migrante y asegurar su permanencia junto a sus familias, en condiciones de seguridad y dignidad”.
“Ningún niño debe ser víctima de actos discriminatorios por ningún motivo. Un niño es un niño”, ha destacado Perceval, que ha instado a anteponer el “interés superior” de estos menores frente a “toda actuación y decisión oficial” derivada de la clase política.
Sobre el terreno
Un equipo de Save the Children se encuentra desde el miércoles en la frontera entre México y Guatemala evaluando la situación de los niños y adolescentes y ha constatado que hay menores durmiendo en el estado mexicano de Chiapas, por miedo o por falta de capacidad en los albergues.
“En el parque de Suchiate, hay niños y niñas acostados, descansando. No quieren entrar al albergue por miedo a ser detenidos”, ha explicado la coordinadora de la ONG en Tapachula, Herminia Jiménez. Según Eloina Caba, promotora de la ONG, “algunos niños y niñas están comiendo y durmiendo en la calle porque sólo les dejan entrar a los baños”.
El director de programas de Save the Children en México, Jorge Vidal, ha asegurado también que hay “niñas y niños caminando descalzos porque han perdido los zapatos en el viaje” que muchos de ellos emprendieron en Honduras
“Mi hija no ha comido. Lo poco que podemos encontrar se lo doy. Alguna galleta, agua…”, ha explicado un hombre que viaja desde Honduras junto a su hija de cuatro años y que admite la dificultad del viaje. Sin embargo, piensa que el futuro será mejor: “Si ella está bien, yo me siento tranquilo. Pasaremos y allá (en Estados Unidos) estaremos mejor”.