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Diez personas formaron parte del círculo cercano de asesores de Enrique Peña Nieto. De ellos, cuatro consejeros se concentraron en la redacción de discursos y en ofrecer clases de oratoria al Presidente; dos al análisis de indicadores económicos; una participó en proyectos especiales; otra se concentró en la agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y una más se desempeñó como secretaria técnica. Ellos, los de las sombras, percibían sueldos que iban de los 204 mil a los 87 mil pesos mensuales.

Los superasesores de Peña Nieto estuvieron a la sombra del silencio tras la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa y frente a las reacciones por la adquisición de la Casa blanca. A juzgar por los niveles de popularidad del Presidente, sus propuestas provocaron más furias que aplausos. También estuvieron presentes en las distintas fallas discursivas del político priista.

En estos últimos días, Carlos Pérez Verdía Canales es el principal asesor de Peña Nieto. Este trabajo, pagado con 203 mil 487 pesos, consiste en formular “los estudios, opiniones y recomendaciones que resulten convenientes según la coyuntura nacional”. A pesar de su peso determinante, la posición se mantuvo acéfala durante ocho meses.

Ciudad de México, 31 de octubre, (Vice/SinEmbargo).- Siempre detrás –invisibles ante la opinión pública pero influyentes en Los Pinos–, siete hombres y tres mujeres integran el círculo de asesores más cercano a Enrique Peña Nieto. Ellos fueron corresponsables del estilo de gobernar del Jefe del Ejecutivo. Escribieron discursos, pasaron tarjetas, hicieron recomendaciones y propusieron enmiendas luego de los frecuentes desatinos. Los salarios mensuales de quienes hablaron al oído al Presidente fluctuaron entre los 204 mil y los 87 mil pesos, lo que coloca a algunos con sueldos comparables con los de un Secretario de Estado.

De acuerdo con la estructura orgánica de la Presidencia de la República, cuatro consejeros se concentraron en la redacción de discursos y en ofrecer clases de oratoria al Presidente, dos se dedicaron al análisis de indicadores económicos, una participó en proyectos especiales, otra se concentró en la agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y una más se desempeñó como secretaria técnica. La lista la completa el coordinador del grupo compacto. El equipo tuvo apenas tres cambios durante el sexenio.

Para cubrir los salarios de los diez asesores, el Gobierno erogó, durante la presente administración, poco más de 87 millones de pesos. Una cuarta parte de estos recursos se concentró en asesoría del discurso.

Los superasesores de Peña Nieto estuvieron a la sombra del silencio tras la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa y frente a las reacciones por la adquisición de la Casa blanca. A juzgar por los niveles de popularidad del Presidente, sus propuestas provocaron más furias que aplausos. VICE  consultó el Portal de Obligaciones de Transparencia (POT) para conocer los ingresos de este grupo de consejeros.

LOS ESCRITORES “FANTASMA”

El discurso presidencial estuvo permeado por lapsus, gazapos, dislates, traspiés lingüísticos y enredos. Así pasó a la memoria de los ciudadanos y, a querer o no, generó una inagotable industria de memes. Detrás de las palabras de Peña Nieto hubo un equipo de escritores “sombra” o “fantasma”. De hecho, los datos públicos indican que la asesoría se concentró más en la elaboración de discursos que en cualquier otro aspecto.

Entre quienes arrastraron el lápiz se encuentran Vicente Barrera Rodríguez, con un sueldo bruto mensual de 119 mil 253 pesos al mes, así como Gonzalo Juan Carlos Canseco Gómez, Raúl Hermosillo Carmona y César Augusto Cíntora Ordóñez, con 87 mil 312 pesos al mes, cada uno. No sólo elaboraron piezas y tarjetas de apoyo, también le dieron clases de oratoria a Peña Nieto.

De 2012 a 2017, Peña Nieto tuvo como escritor y maestro de oratoria a Ilhuicamina Díaz Méndez, quien ocupó la Dirección del Discurso. Luego fue sustituido por Gonzalo Juan Carlos Canseco Gómez, quien desempeña ese puesto hasta estos días.

Díaz Méndez –quien estuvo con Peña Nieto en el gobierno del Estado de México– fue el autor de la frase “Rosario, no te preocupes. Hay que aguantar” (Lanzamiento de la Cruzada Nacional contra el Hambre, 2013). También de expresiones que, envueltas en controversia, pasaron a la historia, pero además contribuyeron en la caída de aceptación de la gestión presidencial: “La corrupción es un asunto cultural” (Entrevista en Televisa, 2014), “Nadie despierta, un presidente no creo que se levante, ni creo que se haya levantado pensando, y perdón que lo diga, (en) cómo joder a México” (Foro Impulsando a México, 2016). “¿Qué hubieran hecho ustedes?” (Gasolinazo, 2016).

Canseco Gómez, a su vez, lidió con el chiste de “Estamos a un minuto de llegar, no, menos, como a cinco” (dislate del presidente en el avión presidencial, septiembre 2017), el “México se ha volvido” (discurso en París ante la OCDE, diciembre 2017) y ese asegurar de que el Instituto Politécnico Nacional (IPN) tiene 40 o 50 décadas de fundado (Entrega de la medalla Lázaro Cárdenas, noviembre 2017).

PAULINA, ASESORA DE FELICIDAD “El peñanietismo pasará a la historia con una imparable cadena de estragos. Las estrategias dentro de Los Pinos nunca salieron bien para crear un personaje empático con sus gobernados. El hombre que aparecía en medio de las multitudes durante la campaña se difuminó apenas promulgó las reformas estructurales y enfrentó verdaderas complicaciones de gobierno. Al final, hay un deterioro notable de la figura presidencial”, evalúa el politólogo Eduardo Huchim May, uno de los observadores más críticos de la administración que está por expirar.

Pese a ello, el 13 de febrero de 2018, Peña Nieto tomó la decisión de integrar a México en la Coalición por la Felicidad, una iniciativa multinacional con el objetivo de generar políticas públicas para el bienestar social y de los ciudadanos. En aquella ocasión figuró una de sus asesoras, Paulina Terrazas Valdés, quien firmó el documento constituyente de la coalición en la que también están Emiratos Árabes Unidos, Costa Rica, Portugal, Eslovenia y Kazajistán, en la VI Cumbre Mundial del Gobierno, efectuada en Dubai.

Pese a ello, el 13 de febrero de 2018, Peña Nieto tomó la decisión de integrar a México en la Coalición por la Felicidad, una iniciativa multinacional con el objetivo de generar políticas públicas para el bienestar social y de los ciudadanos. En aquella ocasión figuró una de sus asesoras, Paulina Terrazas Valdés, quien firmó el documento constituyente de la coalición en la que también están Emiratos Árabes Unidos, Costa Rica, Portugal, Eslovenia y Kazajistán, en la VI Cumbre Mundial del Gobierno, efectuada en Dubai.

Terrazas Valdés es responsable de la Unidad de Proyectos Especiales. Percibe cada mes un sueldo bruto de 163 mil 437 pesos. Tiene una licenciatura por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) en Relaciones Internacionales y una Maestría por The London School of Economics and Political Science. Ha participado como asesora desde que Peña Nieto tomó posesión y hasta ahora.

Alfredo Paredes Zamora, director de un equipo de mercadólogos políticos en Capitol Consulting & Communication, agencia con sede en México y Miami, Florida, comenta a  VICE  que la integración de México a esa coalición es “el mejor remate de un gobierno descarrilado. Los tropiezos tanto en los conocidos gazapos de Peña Nieto como en las decisiones políticas terminaron por averiar la figura presidencial. Fue una construcción mal hecha que en sus últimos días puede incurrir en cualquier acto de surrealismo”.

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